¡Adiós, piedras! ¿Cómo prevenir y tratar la litiasis renal?
La Litiasis Renal, también conocida como urolitiasis o nefrolitiasis, es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de cálculos o piedras en el aparato urinario. Estos cálculos pueden estar formados por diferentes sustancias, como calcio, oxalato, ácido úrico, cistina, estruvita o apatita.
¿Cuál es el origen de esta enfermedad?
Las causas de la Litiasis Renal son diversas y pueden ser hereditarias, ambientales o debidas a enfermedades subyacentes. Entre las causas más comunes se encuentran:
· Factores hereditarios: ciertos trastornos genéticos pueden aumentar el riesgo de desarrollar litiasis renal.
· Dieta: una dieta rica en alimentos ricos en oxalatos, como los espárragos, el chocolate o las espinacas, puede aumentar el riesgo de desarrollar cálculos de oxalato. Una dieta rica en proteínas animales también puede aumentar el riesgo de desarrollar cálculos de calcio.
· Deshidratación: la deshidratación puede aumentar la concentración de minerales en la orina, lo que favorece la formación de cálculos.
· Enfermedades subyacentes: algunas enfermedades, como la hipercalcemia, el hiperparatiroidismo o la enfermedad de Crohn, pueden aumentar el riesgo de desarrollar litiasis renal.
¿Cómo detectarla?
Los síntomas de la Litiasis Renal pueden variar en función del tamaño, la ubicación y el tipo de cálculo. Los síntomas más comunes son:
· Cólico renal: dolor intenso en el costado que suele irradiarse hacia la ingle o la parte baja de la espalda. El dolor puede ser tan intenso que puede provocar náuseas, vómitos y sudoración.
· Sangre en la orina: la sangre en la orina puede ser visible o imperceptible.
· Necesidad frecuente de orinar o viceversa: el paciente puede sentir que tiene que orinar constantemente, incluso cuando la vejiga está vacía.
· Dolor al orinar: el paciente puede sentir dolor al orinar, ardor o escozor.
Diagnóstico
El diagnóstico de la litiasis renal se basa en la historia clínica del paciente, el examen físico y las pruebas diagnósticas. Las pruebas diagnósticas más utilizadas son:
Análisis de orina: el análisis de orina puede detectar la presencia de sangre, cristales o células en la orina.
Ecografía: la ecografía es una prueba no invasiva que permite visualizar los riñones y las vías urinarias.
Tomografía computarizada (TC): la TC es una prueba más precisa que la ecografía para detectar los cálculos renales.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
El tratamiento de la litiasis renal depende del tamaño, la ubicación y el tipo de cálculo. En algunos casos, los cálculos pueden expulsarse espontáneamente. En otros casos, es necesario un tratamiento médico o quirúrgico.
Tratamiento conservador:
El tratamiento conservador se utiliza para los cálculos pequeños o que no están obstruyendo el flujo de orina. El tratamiento conservador puede consistir en:
· Incremento de la ingesta de líquidos: beber al menos 2 litros de agua al día ayuda a diluir la orina y a facilitar la expulsión de los cálculos.
· Medicamentos: los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden ayudar a aliviar el dolor. En algunos casos, pueden utilizarse medicamentos para disolver los cálculos.
Tratamiento quirúrgico:
El tratamiento quirúrgico se utiliza para los cálculos que son demasiado grandes para expulsarse espontáneamente o que están obstruyendo el flujo de orina. Los tipos de cirugía más comunes para la litiasis renal son:
· Litotripsia extracorpórea por ondas de choque (LEOC): esta técnica utiliza ondas de choque para romper los cálculos en fragmentos más pequeños que puedan ser expulsados por la orina y es utilizada cuando los cálculos son menores a 2cm.
· Ureterorrenoscopia (URS): esta técnica utiliza un endoscopio para acceder al riñón o la vejiga y extraer los cálculos.
· Nefrolitotomía percutánea (NLP): esta técnica utiliza una pequeña incisión en la región lumbar para acceder al riñón y extraer los cálculos mediante láser o litotriptor neumático.
¿Pueden prevenirse?
No existe una forma infalible de prevenir la Litiasis Renal, pero existen algunas medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo, como:
· Mantener una buena hidratación: beber al menos 2 litros de agua al día ayuda a diluir la orina y a evitar la concentración de minerales que pueden favorecer la formación de cálculos.
· Llevar una dieta equilibrada: evitar el consumo excesivo de alimentos ricos en oxalatos, proteínas animales y sal.
· Tratar las enfermedades subyacentes: si tiene alguna enfermedad que pueda aumentar el riesgo de desarrollar litiasis renal, es importante tratarla adecuadamente.