Alerta en EE.UU. por ameba en el agua
Residentes de ocho ciudades de Texas han sido alertados de que se encontró una ameba en un suministro de agua, lo que llevó a uno de los pueblos a emitir una declaración de desastre
La TCEQ emitió un aviso de agua a los residentes atendidos por la Autoridad del Agua de Brazosport y les advirtió a los ciudadanos que no utilicen agua debido a la presencia de Naegleria Fowleri, nombre científico de la ameba.
“La Comisión de Calidad Ambiental de Texas, bajo la dirección de la Oficina del Gobernador, está trabajando con la Autoridad del Agua de Brazosport para resolver el problema lo más rápido posible”, informó la dependencia a través de un comunicado de prensa.
El aviso de no usar agua se emitió para los residentes de Lake Jackson, Freeport, Angleton, Brazoria, Richwood, Oyster Creek, Clute y Rosenberg, en Texas. Así como para la planta de Dow Chemical en Freeport y el Departamento de Clemens y Wayne Scott Texas de las instalaciones penitenciarias de Justicia Penal.
¿Qué efectos provoca la ameba en el cerebro?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la ameba conocida coloquialmente como “comecerebros” se encuentra comúnmente en el suelo, lagos cálidos, ríos, aguas termales, piscinas mal mantenidas o sin cloro y en descargas de agua caliente de plantas industriales.
En América Latina, se han registrado casos en Brasil, Colombia, Venezuela, Perú y Chile; en Argentina en febrero de 2018, se detectó el caso mortal de un niño y en este año se han registrado tres casos, el primero de ellos mortal, de Menigoencefalitis Amebiana Primaria (MAP), mientras que en Costa Rica, afectó a un joven y, en México, se han señalado varios casos de esta enfermedad a partir del primer brote que se confirmó en 1990.
El proceso de desarrollo del parásito consiste en ingresar por la mucosa nasal, donde tiene una reproducción constante en forma de trofozoítos, provocando congestión nasal y síntomas similares a un resfriado común. Conforme va desarrollándose, invade la mucosa olfatoria, el plexo y el nervio olfatorios, hasta atravesar la lámina cribosa del hueso etmoides y llegar al espacio subaracnoideo.
Poco a poco se sitúa en el sistema nervioso central (cerebro) donde comienza con el problema grave que tiene como consecuencia Dolor de Cabeza, náuseas, vómitos, Anorexia, alteraciones sensoriales, Fotofobia, síntomas de irritación meníngea, coma e incluso la muerte por paro cardiaco.
Para diagnosticarlo, se realiza un examen del líquido cefalorraquídeo con técnicas inmunológicas o tinciones de Giemsa o Wright; el citoplasma de los trofozoítos se observa de color azul y el núcleo, de color rosa. El líquido cefalorraquídeo se muestra turbio (purulento), sin bacterias y con niveles de glucorraquia (nivel de glucosa presente) altos, además de proteinorraquia baja, lo que indica la posibilidad de una virosis o una parasitosis.
Para el tratamiento, suele emplearse una sustancia antiparasitaria llamada miltefosina para tratar a los pacientes, sin embargo cuando existe daño cerebral, no hay un tratamiento eficaz, el pronóstico es malo con una mortalidad cercana a 99%.
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