Alimentación a partir del primer año de vida: La importancia de fomentar hábitos alimenticios saludables desde la infancia
El crecimiento y desarrollo de los pacientes pediátricos es un proceso completamente normal que varía según la etapa de la vida.
¿En qué consiste la Alimentación a partir del primer año de vida?
Al nacer, los bebés suelen pesar alrededor de tres kilos y medir 50 centímetros. Durante el primer año, duplican su talla y triplican su peso, lo que requiere un gran aporte calórico. Esto se logra alimentándolos hasta ocho veces al día, ya sea con lactancia materna a libre demanda o fórmulas alimenticias.
Sin embargo, a partir del primer año, el crecimiento ya no es tan acelerado, y los niños necesitan un poco menos de calorías. Es normal que los padres perciban que sus hijos comen menos en esta etapa, pero esto es parte del proceso de desarrollo.
¿Cuáles son las recomendaciones?
Es fundamental llevar un control adecuado de la salud de los niños a través de su pediatra, quien medirá el peso, la talla y el perímetro cefálico, además de realizar cuestionarios de desarrollo. Si el niño se encuentra dentro de percentiles normales y cumple con los hitos de desarrollo esperados para su edad, esto indica que su crecimiento y desarrollo son adecuados, y no se trata de un Trastorno Alimenticio.
Es importante evitar el error de ofrecer alimentos no nutritivos cuando el niño no quiere comer. Se deben ofrecer alimentos saludables y permitir que el niño coma la cantidad que desee. También es beneficioso que los niños no asocien la comida con eventos estresantes, permitiéndoles jugar y regresar a la comida cuando tengan hambre.
¿Qué tan recomendable son el uso de suplementos y vitaminas?
En cuanto a suplementos y vitaminas, en general, si el niño tiene un buen crecimiento y desarrollo, no es necesario suplementar su alimentación. Sin embargo, en algunos casos específicos, como el suplemento de vitamina D durante los primeros seis meses y el hierro después de los seis meses, pueden ser beneficiosos, pero siempre debe ser determinado por el pediatra.
La orientación y el seguimiento de un pediatra son esenciales para guiar a las familias y los niños en el proceso de crecimiento y desarrollo. Las decisiones que se toman desde la infancia pueden tener un impacto a corto y largo plazo en la vida de los niños, por lo que es fundamental contar con el apoyo de un profesional de la salud.
Fomentar hábitos alimenticios saludables desde la infancia es crucial, ya que influye en la forma en que una persona come en su vida adulta. Trabajar en la promoción de una alimentación equilibrada es una oportunidad para que tanto los niños como los adultos aprendan a comer de manera saludable.