Amniocentesis, cuándo se realiza y qué riesgos tiene
La Amniocentesis es una prueba que se realiza a madres gestantes para detectar posibles anomalías y trastornos en el feto, por ello, es importante conocer cómo se realiza y cuáles son los riesgos
La Amniocentesis es una técnica invasiva de diagnóstico prenatal por la cual se extrae una pequeña cantidad de líquido amniótico del saco gestacional, con el que es posible realizar determinados estudios.
Se realiza a través del abdomen de la madre, sin necesidad de anestesia, mediante una aguja fina y bajo control ecográfico (de esta forma siempre se visualiza al feto y se evita su punción). Previamente se ha desinfectado la superficie de la piel materna para evitar que se arrastren gérmenes. Se pincha el saco amniótico, lejos del feto, y una vez localizada la aguja se aspira el líquido amniótico mediante una jeringa. El líquido extraído se vuelve a generar en unas pocas horas.
Reposo y cuidados tras la Amniocentesis
Para la realización de una Amniocentesis no es necesaria ninguna preparación especial. Se realiza de forma ambulatoria a partir de las 14 semanas de gestación y la paciente puede volver a su domicilio de forma inmediata sin problemas. Se le advierte de que en las próximas horas puede tener unas molestias pélvicas que no tienen importancia.
Las recomendaciones a la gestante tras una Amniocentesis son:
- Reposo domiciliario durante 24 horas (no es necesario encamamiento pero sí que permanezca el mayor tiempo posible en reposo, aunque sí puede levantarse a comer, al servicio, o subir unas pocas escaleras)
- Se recomienda 3-4 días de reposo relativo, es decir, su vida habitual con el mayor reposo posible que incluye no hacer esfuerzos abdominales, no dar grandes caminatas, evitar el deporte y relaciones sexuales.
Como único dato de alarma para acudir a la clínica advertimos el sangrado o una pérdida de líquido vaginal.
Si la mujer es Rh negativa, es decir, que su sangre contiene la proteína rhesus, con padre Rh positivo, se le administra Gammaglobulina anti-D a la madre para evitar una posible inmunización en caso de que el feto fuese Rh positivo (situación que no podemos conocer).
Indicaciones o situaciones específicas
Existen unas indicaciones que están relacionadas con determinados factores de riesgo: antecedente de algún hijo con Anomalía Cromosómica, que alguno de los progenitores sea portador de alguna Anomalía Cromosómica, Abortos de Repetición, antecedente de muerte fetal inexplicada, que se haya detectado alguna anomalía anatómica en el feto que haga sospechar que pueda ser portador de Cromosomopatía, y, la más conocida, la edad materna avanzada.
A mayor edad materna, mayor es el riesgo de Anomalía Cromosómica, principalmente las trisomías como el Síndrome de Down, sin embargo, existen otras Anomalías Cromosómicas que no están relacionadas con la edad.
El número de mujeres gestantes que “a priori” podrían someterse a una Amniocentesis ha aumentado en los últimos 20 años, fundamentalmente debido al aumento de edad de la embarazada. Actualmente, el porcentaje de mujeres embarazadas de más de 35 años es superior al 30 % de la población de gestantes.
También es verdad que han surgido nuevos métodos de diagnóstico prenatal no invasivos en sangre materna, sobre todo, relacionados con el Síndrome de Down (trisomía 21) que podrían hacer disminuir el número de Amniocentesis, eso sí, a costa de no detectar otras anomalías.
Este porcentaje puede variar mucho según los centros, su protocolo de oferta de diagnóstico prenatal o qué población de gestantes de riesgo tengan. Es difícil encontrar contraindicaciones absolutas para la Amniocentesis, aunque sí situaciones que habrá que valorar la relación riesgo/beneficio de su realización: presencia de Miomas Uterinos, madre portadora de enfermedades con posible contagiosidad al feto, entre otras.
Riesgos de la Amniocentesis
El riesgo fundamental es el Aborto tras la realización de la prueba. Clásicamente se ha hablado de un riesgo del 1%, claramente exagerado en la actualidad, con ecógrafos de más resolución y personal más cualificado.
Además, la mujer podría presentar pérdida de líquido amniótico, lesiones causadas por la aguja, sensibilización al factor Rh o transmisión de infecciones al feto.
Es importante que todos estos procedimientos se realicen en acompañamiento de un Especialista de cabecera.