Artritis Reumatoide: qué es y cuál es su tratamiento
La Artritis Reumatoide es una enfermedad que se caracteriza por la manifestación de dolor, inflamación e hinchazón de las articulaciones. Se trata de una Enfermedad Autoinmune con múltiples opciones de tratamiento
La Artritis Reumatoide es una enfermedad reumatológica crónica, es decir, no es una enfermedad de corta duración. Se trata de una afección que se caracteriza por la manifestación de dolor, inflamación e hinchazón en las articulaciones, principalmente en las pequeñas y medianas como las que se encuentran en las manos, codos, rodillas, tobillos y pies.
Se considera una enfermedad sistémica ya que, en algunos casos, no afecta sólo a las articulaciones, sino que puede afectar a otros órganos y sistemas como los pulmones, el sistema nervioso, la piel, los ojos, etcétera.
Causas de la Artritis Reumatoide
La Artritis Reumatoide es una Enfermedad Autoinmune, lo que significa que las defensas de la persona (las que deberían proteger al organismo contra virus, hongos y bacterias) empiezan a atacar a células propias, en este caso a las articulaciones u otros órganos. En otras palabras, no existe una causal específica que predisponga el desarrollo de esta enfermedad.
Síntomas
Las manifestaciones más comunes de la Artritis Reumatoide son:
- Dolor
- Inflamación
- Fatiga
Además, esta enfermedad produce lo que se conoce como “Rigidez Articular Matutina”, se trata de un malestar en donde la persona es incapaz de levantarse rápidamente por las mañanas. Por lo general, los pacientes despiertan con el cuerpo entumido, por lo que pierden la capacidad de realizar sus actividades cotidianas.
En caso de que la Artritis Reumatoide se manifieste en otros órganos o sistemas, los síntomas pueden ir desde lesiones en la piel, sensación de sequedad en los ojos hasta dificultad para respirar.
Personas en riesgo de padecerla
La Artritis Reumatoide es una enfermedad que se presenta principalmente en mujeres jóvenes (entre los 25 a 35 años). Por otro lado, esta afección se puede desarrollar en mujeres antes de los 16 años, en este caso, la afección deberá ser tratada por una persona especialista en Reumatología Pediátrica.
Además, existe lo que se conoce como Artritis Reumatoide del Anciano, que se manifiesta en personas mayores de 60 años. En esta circunstancia, las manifestaciones podrían ser un poco diferentes.
Finalmente, existen personas con cierta predisposición genética a padecer Artritis Reumatoide dentro de las células de su organismo y, ante ciertos detonantes ambientales externos como una infección o el consumo prolongado de tabaco, se desarrolla la enfermedad.
Riesgos
En caso de que no exista un diagnóstico y tratamiento oportuno, los síntomas de la enfermedad van a persistir y se convertirán en Dolor Crónico, inflamación crónica de articulaciones y se puede generar un daño importante a la estructura del hueso.
Cuando no se lleva ningún tipo de tratamiento, la enfermedad puede llegar a destruir el hueso y los tejidos que se encuentran alrededor de las articulaciones afectadas. Esto a la larga se traduce en la destrucción parcial o total de la articulación, lo cual podría impedir o limitar la movilidad de la persona.
Prevención
La Artritis Reumatoide, y en general todas las Enfermedades Autoinmunes, no son prevenibles. Sin embargo, es importante acudir a una revisión médica cuando aparezcan los primeros síntomas. Un diagnóstico y tratamiento oportuno evita la evolución temprana de la enfermedad y el deterioro de las articulaciones.
Además, es importante que las personas disminuyan los factores de riesgo que podrían predisponer el desarrollo de la enfermedad, por ejemplo, mantener una buena alimentación o evitar el consumo de tabaco. Aunque esto no garantizaría una prevención definitiva, se podría considerar que aumenta la protección de la persona.
Tratamiento
El tratamiento de esta enfermedad se divide en dos fases principales. La primera consiste en el suministro de fármacos denominados “modificadores de la enfermedad”, los cuales serán la base del tratamiento. En la segunda etapa se indicarán los fármacos denominados “biológicos”, cuya función es detener la evolución de la Artritis Reumatoide.
Los medicamentos suministrados en la primera etapa pueden ser Metotrexato, Leflumonida o Sulfidinas. En caso de que el paciente no responda favorablemente a esta primera fase de tratamiento, se modifican las estrategias hasta poder entrar en la etapa de los fármacos biológicos.
Existe la opción de tratar la Artritis Reumatoide con Cortisona, un medicamento antiinflamatorio potente y efectivo. Sin embargo, se trata de un fármaco con efectos adversos importantes por lo que debe consumirse únicamente bajo prescripción y supervisión médica.
Durante el tratamiento de esta enfermedad, el personal médico podría indicar el consumo de medicamentos para detener o aliviar los síntomas de la Artritis Reumatoide, ya sean antiinflamatorios o analgésicos, por ejemplo Diclofenaco, Naproxeno, Paracetamol o Celecoxib.
Es importante entender que el tratamiento de la Artritis Reumatoide siempre debe ser personalizado, no podemos emplear las indicaciones como receta de cocina en general. Cada persona debe ser evaluada conforme a sus síntomas, la evolución de la enfermedad y las comorbilidades u otras manifestaciones clínicas.