Ataques de pánico: ¿cómo identificarlos? (Parte 1)
Sufrir ataques de pánico es una de las peores experiencias que alguien puede vivir y debe ser tratado por un psicólogo certificado en terapia cognitivo-conductual junto con un psiquiatra.
¿Cómo se presenta un ataque de pánico?
Esto sucede cuando un paciente, de repente y después de estar aparentemente “normal”, siente una explosión de ansiedad con algunos síntomas principales: el corazón tiene mucho golpeteo, taquicardia, sudoración, dificultad para respirar, opresión o sensación de dolor en el pecho, sentir que el aire no pasa. Este padecimiento debe de ser tratado por un psicólogo para evitar que se agrave.
Otras manifestaciones que se presentan son boca seca, temblor de manos o de piernas, entumecimiento en una especie de hormigueo o descargas eléctricas llamadas parestesias, urgencia por querer orinar o defecar en forma diarreica y con malestar estomacal y mareo.
En los ataques de pánico se incluyen sensaciones de miedo de enloquecer, de perder el control y de hacer algo terrible sin que se logre controlar a uno mismo. Estas situaciones en los traen como consecuencia una angustia que al paciente le da la sensación de que dura mucho tiempo.
Periodicidad de los ataques de pánico y factores
En realidad, la mayoría de los casos de ataques de pánico no se prolongan por más de 30 minutos. Los ataques son provocados, sobre todo, cuando hay muchos motivos estresantes alrededor de la persona, o bien, está en medio de muchos conflictos que están sucediendo en ese momento.
Algunas personas solamente viven un ataque de pánico una vez en su vida, sin embargo, hay personas que padecen algo que se conoce como trastorno de pánico. Un paciente con trastorno de pánico vive estos episodios de ataques de pánico o erupciones de ansiedad globales o masivos de manera consecutiva, varias veces en un mes, en una semana, en un día.