Ataques de Pánico: Cuando la Ansiedad te lleva al límite
Los Ataques de Pánico son un Trastorno de Ansiedad que se caracterizan por la aparición abrupta de sensación de peligro inminente, pérdida de control o enloquecimiento. A menudo, estos episodios van acompañados de síntomas físicos como Taquicardia, respiración acelerada, hormigueo en extremidades, náuseas, mareos y zumbidos en los oídos.
Los Ataques de Pánico tienden a manifestarse cuando las personas atraviesan cambios en sus vidas. Por ejemplo, un estudiante que se muda lejos de casa por primera vez o alguien que finalmente obtiene un trabajo deseado, pero siente Ansiedad ante el rendimiento que debería dar. El Estrés acumulativo puede activar áreas cerebrales relacionadas con la alarma y facilitar estos episodios.
La Ansiedad intensa también puede ser un síntoma de otras enfermedades, como trastornos de la Tiroides, Epilepsia o problemas cardíacos, que deben descartarse. La clave para distinguir es preguntar sobre la naturaleza de los síntomas y realizar exámenes de laboratorio específicos.
Prevención y manejo de los Ataques de Pánico
Es imposible evitar la ocurrencia de los Ataques de Pánico, pero se pueden prevenir episodios intensos y debilitantes. El pronóstico es positivo si se detecta y trata a tiempo.
El tratamiento principal implica la ingesta de medicamentos recetados por un especialista en Psiquiatría. Algunos actúan en minutos para reducir la duración e intensidad de los ataques, mientras que otros, de acción continua, evitan su aparición. A menudo, se combinan ambos tipos y, cuando la frecuencia de los Ataques disminuye, se puede suspender el medicamento de acción inmediata.
La Terapia Psicoterapéutica también es beneficiosa, pues ayuda a la persona a comprender que no está en peligro y que la situación mejorará. En algunos casos, se pueden requerir interconsultas médicas para descartar problemas médicos subyacentes.
Ayudar a la persona a comprender que estos ataques, aunque aterradores, no son mortales ni una amenaza para su cordura, es esencial. Perdiendo el miedo, los síntomas se vuelven menos intensos. Con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, la mayoría de las personas puede recuperarse y retomar su rutina diaria.