Cáncer de ovario: síntomas y tratamiento
El diagnóstico de cáncer de ovario es delicado ya que los síntomas que presenta generalmente son inespecíficos. Se han identificado mutaciones en dos genes que se relacionan con el cáncer de ovario y de mama.
¿Cómo detectar el cáncer de ovario?
Los síntomas de cáncer de ovario generalmente son inespecíficos, son síntomas que pueden presentarse en otras enfermedades que no son necesariamente cáncer, si se tiene la sospecha de padecerlo es necesario acudir con un oncólogo para su correcto diagnóstico.
Uno de los más frecuentes es la distensión abdominal que no está relacionada a los alimentos, es decir, el paciente siente que se está llenando de agua al nivel del abdomen. Otra es la imposibilidad para comer, los pacientes, generalmente por la distención, tienen la sensación que con menos comida se llenan más rápido, a esto se llama plenitud posprandeal temprana. Otro síntoma, que ya es un poco más adelante en la enfermedad, es el dolor abdominal, pero esto no es como tal por el cáncer sino que es por el aumento del líquido dentro del abdomen y, básicamente, otro síntoma es la pérdida de peso.
Alteraciones genéticas asociadas al cáncer de ovario
El cáncer de ovario se asocia a 2 alteraciones genéticas que se han relacionado a pacientes con cáncer que son mutaciones en dos genes BRCA-1 y BRCA-2. Los pacientes que tienen esta alteración genética tienen un riesgo muy aumentado de presentar cáncer de ovario y cáncer de mama. El origen de esta enfermedad es multifactorial, hay muchos factores externos que pueden condicionarla.
4 etapas clínicas principales
El tratamiento depende de la etapa clínica en la que se encuentre la enfermedad. Los cánceres en general se etapifican en 4, esto depende de qué tan extendida está la enfermedad. En las etapas tempranas, la etapa 1 y 2, el tratamiento es con cirugía de inicio y se hace una cosa que se llama cirugía o laparotomía diagnóstica y etapificadora de cáncer de ovario, que incluye la realización de muchos procedimientos dentro de la misma cirugía. Con esto se logran dos cosas: primero, saber a qué tanto se ha extendido la enfermedad y segundo, iniciar un tratamiento.
Generalmente el mayor porcentaje de pacientes que se diagnostican son en etapa 2 o 3 por lo menos, entonces el tratamiento incluye también la quimioterapia con un intento de consolidar lo que ya se logró con una cirugía previa. Cuando son etapa 3 o mayores el tratamiento es con quimioterapia de inicio y después se someten a cirugía.