Carboxiterapia: ¿en qué padecimientos se puede emplear?
La carboxiterapia consiste en la introducción de dióxido de carbono a través del tejido subcutáneo.
¿Qué es la carboxiterapia?
La Carboxiterapia lleva más de 60 años utilizándose y con el paso del tiempo se han mejorado las técnicas de aplicación. Este tratamiento se descubrió en Francia en 1932 en estaciones termales, posteriormente se empleó en Alemania en estudios clínicos para condiciones vasculares y en los años 90 en Italia para tratamientos estéticos.
El objetivo es mejorar la oxigenación del tejido mediante el efecto “Bohr”, es decir, llegará más oxígeno en donde existe dióxido de carbono. Al aplicar el dióxido de carbono en alguna parte del cuerpo ocurre una vasodilatación (mayor irrigación de sangre o nutrición), lo que conlleva a la creación de nuevo colágeno (tipo III) y vasos sanguíneos (neovascularización), además de un rompimiento de adipositos (células de la grasa).
Usos de la carboxiterapia en Dermatología
- Cuero cabelludo: Evita la caída, mejor crecimiento, folículo más fuerte, cabello más grueso
- Facial: Oxigena las ojeras difuminándolas, revitaliza el área facial, mejor firmeza de la piel, ayuda a combatir el acné
- Corporal: Moldea la grasa localizada en abdomen, piernas, brazos y espalda. Se utiliza para tratar celulitis y várices
La carboxiterapia es considerado como el tratamiento de elección para la celulitis.
Las sesiones varían por el tipo de tratamiento que requiere el paciente y el aparato que se utilice, sin embargo, es necesario un mínimo de 10 aplicaciones en el área a tratar. Los resultados también dependen del tratamiento, por ejemplo, en revitalización facial se notan los resultados en una semana, mientras que en moldeamiento corporal se requieren de 2 a 3 semanas. Este tratamiento debe de ser realizado por un dermatólogo certificado.
Existen contraindicaciones para aquellos con:
- Insuficiencia respiratoria, cardiaca, renal, hepática
- Anemia severa
- Cáncer activo