Cardiología Deportiva para evitar riesgos
La Cardiología Deportiva es una parte de la actividad cardiológica que se fundamenta en la detección de Enfermedades del Corazón que pueden suponer un riesgo para la práctica del deporte
La Muerte Súbita, a pesar de ser poco frecuente, su riesgo aumenta con la práctica de ejercicio físico, sobre todo en personas con una Enfermedad del Corazón desconocida o no diagnosticada.
El objetivo de la Cardiología Deportiva es reconocer los síntomas que pueden apuntar hacia un incremento del riesgo Cardiovascular. El deporte debe ser realizado bajo control y supervisión médica.
En la Cardiología Deportiva se estudian las variaciones cardiovasculares ocasionadas por el entrenamiento regular, con la finalidad de marcar cuáles son los límites fisiológicos del deportista.
Con los medios que disponemos, podemos diagnosticar entidades que pueden impedir un ejercicio físico adecuado, incluso enfermedades que provoquen la Muerte Súbita del deportista.
Los Cardiólogos recomendamos una serie de normas y consejos para un correcto ejercicio físico tanto para aficionados como para deportistas profesionales.
Lesiones más frecuentes
La aparición de problemas a nivel cardiaco es diferente según la edad del deportista. Desde los 35 años y en presencia de los factores de riesgo: Colesterol, Hipertensión, Tabaquismo, etc., la presencia de Enfermedad en las Arterias Coronarias es la primera causa de patología cardiovascular. Los problemas en las válvulas cardiacas pueden contraindicar la actividad deportiva.
En los deportistas jóvenes, descartar la presencia de Cardiopatías Congénitas como la Miocardiopatía Hipertrófica o la Displasia reduce considerablemente el riesgo de Muerte Súbita.
Diagnóstico de una patología
Si a un deportista se le detecta una patología cardíaca, ésta contraindicará la actividad física intensa, a no ser que se trate de Valvulopatías, que dependiendo de su severidad, no tiene por qué afectar a la práctica deportiva.
El tiempo en que un deportista estará disponible para volver a la actividad física, una vez diagnosticada su patología, es variable, según la enfermedad que se le haya detectado y si ésta ha sido tratada mediante cirugía.