Control del Niño Sano: Garantía de salud integral
El Control del Niño Sano es esencial para evaluar el crecimiento y desarrollo de los menores, así como para detectar posibles enfermedades de manera temprana. Para realizar este control, los pediatras llevan a cabo diversas consultas enfocadas en valorar el desarrollo psicomotor de los niños.
En cada consulta, se mide el peso y la talla de los niños; en los más pequeños (menores de 2 años), se evalúa el perímetro de sus cabezas para garantizar un crecimiento adecuado. Estas medidas proporcionan información clave sobre su desarrollo físico.
Durante el examen físico, se revisa a los pacientes minuciosamente, desde la cabeza hasta los pies. En los niños más pequeños, se miden las fontanelas y se observa la reacción ocular. Además, se les revisa la garganta en busca de posibles problemas; se evalúa su corazón, abdomen y ganglios para descartar anomalías.
El papel de los padres
La interacción con los padres es fundamental. Se les realizan preguntas específicas según la edad del niño, como si sostiene la cabeza, responde a su nombre, gira al escuchar ruidos fuertes o camina. Estas respuestas ayudan a evaluar su desarrollo psicomotor de manera precisa.
La periodicidad de las consultas varía según la edad del infante. Durante la primera semana de vida, es crucial realizar una evaluación. Posteriormente, se sigue un calendario específico: cada mes hasta el primer año, cada dos meses de los 2 a los 5 años, y cada 6 meses hasta los 18 años. Este enfoque escalonado garantiza una vigilancia continua y un monitoreo adecuado.
Importancia de las revisiones regulares
Es fundamental comprender que las consultas no deben limitarse a momentos de enfermedad. Todos los niños deben ser evaluados regularmente por su pediatra, quien debe ser una persona capacitada para identificar signos tempranos de problemas de salud, para así asegurar que su desarrollo sea normal.