Corregir miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia y cataratas en una sola intervención
La lente tórica difractiva multifocal es la última aportación en el campo de la cirugía refractiva y su implementación permite complacer a todos aquellos pacientes que no quieren usar gafas
Esta intervención polivalente es posible gracias a la implantación de una lente intraocular tórica multifocal. Un procedimiento que, hoy por hoy, resulta sencillo pero que es fruto de muchos años de investigación y desarrollo en el campo de la oftalmología.
La lente tórica difractiva multifocal es la última aportación en el campo de la cirugía refractiva y su implementación permite complacer a todos aquellos pacientes que no quieren usar gafas, ni para lejos ni para leer, y que tengan asociado un Astigmatismo Corneal Previo.
Esta tecnología va dirigida a pacientes présbitas con fracaso de la capacidad intrínseca del cristalino joven para enfocar objetos próximos. Esto suele ocurrir a partir de los 45 años en pacientes emétropes, es decir sin ninguna defecto en la vista, un poco antes en hipermétropes y algo más tarde en miopes.
Gracias a su variedad y diseño, los lentes permiten ofrecer diferentes rangos de visión diferentes adaptándose así a las peculiaridades fisiológicas de cada paciente y a sus preferencias.
Son lentes con características técnicas excelentes como la bioadhesión al saco capsular o filtro de la luz UV y azul. Todas las ventajas de la tecnología multifocal, además de la corrección del Astigmatismo.
El tratamiento consiste en sustituir, mediante una intervención mínimamente invasiva, el cristalino no funcional, y por tanto sin capacidad de acomodación, por una lente intraocular permanente tipo difractiva, es decir, con dos focos imagen, uno para los objetos lejanos, más de 4 metros de distancia, y otro para los objetos cercanos, a 40 centímetros aproximadamente.
El intercambio del cristalino por la lente multifocal tórica se realiza a través de una incisión de 2 mm de ancho que cierra espontáneamente sin necesidad de sutura alguna. A las 48 horas la incisión está completamente sellada. Además el procedimiento se realiza sin necesidad de pinchazo alguno, solo con anestésico tópico.
Los pacientes pueden abandonar el hospital por su propio pie a los 30 minutos del tratamiento e incorporarse inmediatamente a sus actividades habituales. Todo el proceso lleva poco más de 2 horas. Los riesgos de esta intervención son los inherentes a cualquier procedimiento quirúrgico, básicamente el riesgo de infección.
Aunque el uso de antibióticos de última generación lo minimizan, aún existe y, por tanto, el proceso requiere de la correcta supervisión de profesionales correctamente formados y capacitados para la tarea.