¿Cuál es el tratamiento farmacológico de los diversos subtipos del TDAH?
Los psicofármacos son el pilar fundamental del tratamiento del TDAH, una alteración que afecta a alrededor del 5% de los niños y adolescentes y los síntomas persisten en un alto porcentaje en la vida adulta
El tratamiento psicofarmacológico del TDAH comenzó en 1937, cuando Bradley observó que un derivado anfetamínico, la benzedrina, mejoraba la Hiperactividad en un grupo de niños con Trastornos de la Conducta.
Desde entonces, la investigación de los psicoestimulantes no ha dejado de avanzar, siendo en la actualidad el grupo psicofarmacológico de elección en el tratamiento del TDAH.
Psicoestimulantes
Los psicoestimulantes son psicofármacos que mejoran la atención, disminuyen la Hiperactividad y aumentan el control del impulso. El más utilizado es el metilfenidato, La farmacocinética de los psicoestimulantes depende de la forma de presentación.
El metilfenidato de acción rápida se absorbe en treinta minutos, en los que ya puede mostrar efectos clínicos, la máxima concentración se alcanza a las dos horas y tiene un efecto terapéutico de 3 a 4 horas, en algunos casos 5 horas (en niños o adolescentes metabolizadores lentos).
El metilfenidato de acción prolongada permite que con una única dosis tomada por la mañana las concentraciones plasmáticas se mantengan estables, teniendo una duración terapéutica según presentación y paciente.
Hay tres tipos de presentación:
- Metilfenidato de Liberación Prolongada de Tecnología Osmótica (oros): tiene una vida media estable y larga, hasta 12 horas
- Metilfenidato de Liberación Prolongada (50/50): tiene una vida media estable de 6/7 horas
- Metilfenidato de Liberación Prolongada (30/70): tiene una vida media estable de 8/9 horas
En la actualidad hay cientos de estudios a doble ciego controlados con placebo, y eficaz entre 70-80% de los niños y adolescentes con TDAH. Cabe destacar que, en niños menores de seis años, la respuesta clínica puede ser errática, con menor eficacia y mayores efectos secundarios.
Para iniciar un tratamiento es fundamental haber practicado un diagnóstico médico preciso, que no se base sólo en valoraciones indirectas mediante cuestionarios de opinión para padres y maestros.
Iniciado ya el tratamiento, hay que realizar un adecuado seguimiento, controlando peso, talla, presión arterial y frecuencia cardiaca. No es obligatorio hacer analítica sanguínea, pero sí que es aconsejable un estudio cardiológico completo que descarte la presencia de patología cardiaca en pacientes con antecedentes familiares cardiacos.
La duración del tratamiento depende de cada paciente. Se pueden practicar pruebas de suspensión, aunque no antes del año. Se puede hacer bajando la dosis a la mitad durante una semana y valorando la evolución sin medicación, con opinión escolar sin conocimiento de causa, las dos semanas consecuentes.
Sin embargo, son tratamientos de larga duración, siendo muy poco frecuentes los pacientes que pueden retirar la medicación en los primeros años de tratamiento.
Los psicoestimulantes son medicamentos que deben administrarse diariamente, sin suspender los festivos, como antes se hacía en una época con un menor conocimiento de los efectos secundarios. Además, los conocidos efectos actuales del metilfenidato, de modificación de la arquitectura cerebral han facilitado su estimulación y maduración, condicionado, claro, por la necesidad de mantener el tratamiento.
Los efectos secundarios más frecuentes son la disminución del apetito y el Insomnio.
Otros efectos secundarios son:
- Ansiedad
- Inquietud
- Nerviosismo
- Cefaleas
- Estereotipias Motoras
- Tics
- Incremento de la Frecuencia Cardíaca y de la Presión Arterial
- Siendo mucho más raras las Psicosis y la Manía
Cuando administramos un psicoestimulante debemos comprender que todavía hay actitudes de desconfianza ante los psicofármacos, con ideas falsas, creencias erróneas y prejuicios que impiden en muchos casos un adecuado cumplimiento terapéutico.
Los padres piensan que producen adicción y dependencia, que alteran la personalidad del niño o adolescente o por el contrario que los psicoestimulantes son la solución de todos sus problemas.
Es fundamental puntualizar todos estos aspectos con la familia, ya que el cumplimiento de la prescripción depende de ellos. Finalmente, no olvidemos que son fármacos que se utilizan en clínica pediátrica desde hace más de 60 años.
Atomoxetina
La atomoxetina anteriormente llamada tomoxetina, es un inhibidor selectivo de la recaptación de noradrenalina. Investigado inicialmente como antidepresivo, su baja eficacia planteó la búsqueda de otra estrategia terapéutica, por lo que se orientó su aplicación hace ya más de diez años hacia el tratamiento del trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
El mecanismo de acción de la atomoxetina no se conoce en profundidad. Posiblemente está relacionado con la inhibición selectiva de la recaptación de noradrenalina, incrementando la actividad de la noradrenalina, y su rol en equilibrar la regulación de la neurotransmisión noradrenérgica y dopaminérgica asociada a este trastorno, según estudios neurobiológicos y farmacológicos que apoyan la hipótesis de que el TDAH es también un trastorno noradrenérgico en que es esencial lograr un equilibrio entre la actividad noradrenérgica y dopaminérgica.
Estudios de neuroimagen cuantitativos en modelos animales muestran que la atomoxetina se une con mayor eficacia a locus asociados con el sistema fronto-subcortical, áreas de alta presencia de neuronas noradrenérgicas que controlan la atención y la conducta motora.
La atomoxetina se puede utilizar a partir de los seis años. Los efectos secundarios si bien poco frecuentes son:
- Dolor de Cabeza
- Dolor de Estómago
- Disminución del Apetito
- Mareos y Vómitos
Es importante controlar la presión arterial y la frecuencia cardiaca, pero en estudios de seguimiento, estos valores vuelven a la normalidad al retirar el tratamiento, así mismo la atomoxetina no altera el intervalo QT del ECG.
En resumen, la atomoxetina es un inhibidor selectivo de la recaptación de noradrenalina que ha sido aprobado por la Food and Drug American Administration para el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad que ha demostrado eficacia en ensayos clínicos de corta duración en niños y adolescentes.