Cuida tu oído, la prevención está en tus manos
Las afecciones auditivas más frecuentes son las sorderas y las infecciones del oído. la medicina puede ayudarte a combatirlas
La Sordera más común, es una enfermedad llamada Otosclerosis, causante de una osificación del estribo (hueso del oído) que, al ser el punto por donde entra el sonido, condiciona una sordera progresiva sin que exista una medicación efectiva.
La única solución es la microcirugía, que consiste en extirpar este hueso parcial o totalmente, siendo sustituido por una prótesis que retorna la movilidad y, por tanto, la audición.
Otra afección habitual son las supuraciones (otorreas), que suelen tener lugar cuando el tímpano se perfora e infecta, ya sea porque ha entrado agua en el oído o por el padecimiento de un resfriado.
En otras ocasiones están provocadas por el llamado Colesteatoma, un tumor de oído benigno, pero que es muy agresivo y va destruyendo el hueso. Cuando se infecta puede aparecer supuración y siempre la solución es quirúrgica.
Asimismo, con la edad, muchas personas sufren problemas de audición, suelen ser afecciones de tipo neurosensorial, en general cuando se seca el nervio. Esta misma lesión también puede darse por traumatismos sonoros, en el trabajo, en discotecas, de caza, etc.
La solución es la adaptación de audífonos, aunque hoy día existen audífonos que se implantan bajo la piel y permiten al paciente realizar cualquier actividad, ya que siguen oyendo en la ducha, bajo el agua, durmiendo, etc.
Cuando la pérdida auditiva se agrava y el paciente ya no puede oír ni con el sonotone, existe la posibilidad de realizar un implante coclear.
Los sistemas actuales están tecnológicamente muy avanzados y permiten recuperaciones auditivas en muchos casos cercanas a la normalidad. Cuando un niño nace sordo, existen pruebas que pueden detectarlo al poco tiempo del nacimiento, y el implante coclear es la única solución para que pueda adquirir la audición y el lenguaje.
Permanecer en ambientes muy ruidosos pueden provocar traumatismo sonoros en el oído y causar la pérdida de audición.
Afecciones más graves ¿cuáles son?
Uno de los problemas más graves son los Tumores del Nervio Auditivo (Neurinomas). Su sintomatología suele ser poco importante, ya que a veces es sólo un Ácúfeno (ruido de oído), una discreta pérdida auditiva o una sensación de mareo.
En estos casos es necesario realizar una Resonancia Magnética para identificar esta patología que, a largo plazo, puede ser muy grave. En la mayoría de los casos, si el paciente no es de edad muy avanzada, será necesario realizar una extirpación quirúrgica delicada.
El Vértigo de Oído, o Vértigo de Meniere, es otra de las afecciones más invalidantes, ya que durante las crisis el paciente se ve incapacitado para cualquier actividad. Suele ir acompañado de pérdida auditiva fluctuante y acúfenos, así como sensación de plenitud u oído lleno.
Cuando el tratamiento médico no es efectivo, lo que sucede en muchas ocasiones, la cirugía puede solucionar el problema.
Problemas frecuentes en niños
Las patologías más frecuentes son las Otitis Catarrales o Serosas, que pueden provocar dolor, pérdida auditiva y, a veces, supuración. Generalmente se curan con tratamiento médico, aunque también pueden necesitar la extirpación de las vegetaciones. En ocasiones, es necesario aspirar la mucosidad acumulada en los oídos con drenajes timpánicos, que son unas valvulitas que permiten la aireación del oído, para que no reaparezca la mucosidad y mejore la audición. Si las Otitis Serosas son muy repetidas pueden llegar a originar también un colesteatoma como en los adultos.
Es recomendable seguir estos consejos:
- Evita ruidos fuertes: escuchar música a alto volumen o trabajar en lugares ruidosos puede dañar tu oído
- Higiene: el oído suele limpiarse al ducharnos. Después, hay que evitar introducir bastoncillos u otros utensilios en el conducto auditivo
- Revisa tu audición: acude al especialista si presentas pérdidas de audición, mareo, vértigo o supuración
Es importante acatar cualquier recomendación que indique el médico de cabecera de cada paciente para evitar complicaciones futuras.