De la aterosclerosis a la enfermedad arterial periférica
Cuando la aterosclerosis afecta a los vasos de las extremidades hablamos de enfermedad arterial periférica (rara vez se debe a otra causa).
Dr. Jorge F. Acuña Valerio
La aterosclerosis es la presencia de colesterol, calcio, células inflamatorias y otros materiales en la pared de las arterias, que causa un bloqueo gradualmente y puede llegar a obstruirlas por completo. Es la misma enfermedad que afecta los vasos del corazón o del cerebro, ocasionando infartos. Los factores que se asocian a ella son principalmente el tabaquismo, diabetes, edad, hipertensión, colesterol elevado, obesidad y sedentarismo, entre otras.
Se le ha dado gran importancia a esta enfermedad ya que constituye una epidemia que va en aumento en todo el mundo; a los 80 años aproximadamente una de cada cuatro o cada cinco personas la tendrá, mientras que a los 70 años más de 1 de cada 10 personas la presentará.
La presencia de enfermedad arterial periférica es muy importante porque alerta sobre eventos cardiovasculares sistémicos a futuro. Una persona con este tipo de enfermedad tiene un riesgo de presentar infartos (cardiacos o cerebrales) o muerte de origen cardiovascular unas tres a cuatro veces mayor comparado con quien no la tiene.
¿Cómo, por qué y qué debo hacer?
Este padecimiento puede ser asintomático. Si existen signos, los principales son dolor en
glúteos, muslos o piernas al camina cierta distancia, y se ve forzada a detenerse para descansar y poder continuar después. Esto se debe casi siempre a enfermedad de los vasos por encima de la rodilla. También se presentan dolores atípicos que son difíciles de precisar e isquemia crítica de la extremidad (la sangre no llega en cantidad adecuada), donde existe dolor, cambios en la coloración, extremidades frías, y puede haber ulceraciones, es decir, pérdida de tejido. Está es una condición muy delicada, que pone en peligro a la extremidad (riesgo de amputación), y a la vida de la persona. En este caso la enfermedad usualmente está presente en los vasos de la pierna y del pie, y en la mitad de las personas también hay enfermedad por arriba de la rodilla. De las personas que presentan pie diabético, en general dos de cada tres tienen un problema vascular significativo.
Para poder tratar esta enfermedad, primero se deberán hacer cambios de hábitos, como dejar de consumir tabaco, iniciar un programa de rehabilitación (ejercicio). Si los problemas continúan es necesario realizar una revascularización, que puede ser endovascular (por cateterismo, un procedimiento mínimamente invasivo en donde el experto punciona la arteria y la recanaliza por medio de guías metálicas, balones y/o stents), o por medio de cirugía convencional (cortando con bisturí y colocando un puente que brinca el segmento enfermo). En las personas que presentan isquemia crítica, la revascularización es obligada, ya que es la estrategia que disminuye más el riesgo de perder la extremidad.
La amputación mayor es una condición muy grave. Aproximadamente la mitad de las personas con diabetes que se han sometido a una amputación mayor fallecen en 3 o 5 años. Es importante mencionar que a ninguna persona con pie diabético se le debería de indicar que debe ser amputada, sin que antes se evalúe la posibilidad de realizar una revascularización.
Se puede prevenir:
- Evitando fumar
- Comiendo saludablemente
- Haciendo ejercicio
- Controlando los niveles de presión arterial, colesterol y glucosa
La detección clínica en realidad es muy sencilla, basta con una buena exploración física y la medición de la presión arterial a nivel del tobillo. Están en riesgo aquellas personas que presentaron algún evento coronario (infarto, angina, angioplastia) o cerebrovascular (trombosis, embolia), también existe riesgo para aquellos presentan una úlcera en los pies.