Descubre las Causas Principales de la Pérdida de Olfato
Las causas principales de la Pérdida de Olfato, parcial o total, están asociadas a la inflamación de la mucosa nasosinusal
La Pérdida de Olfato es una patología que afecta al funcionamiento de los demás sentidos, ya que el 80% del sabor que obtenemos por ejemplo por un alimento proviene del olfato y sólo el 20% proviene del gusto. Por lo tanto, como destaca el Otorrinolaringólogo José María Guilemany Toste, ante una pérdida de olfato se produce una grave alteración del sabor de las cosas.
Las causas principales de la Pérdida de Olfato, parcial o total, están asociadas a la inflamación de la mucosa nasosinusal (Rinosinusitis Crónica con o sin pólipos, o Rinitis Alérgica), las infecciones nasosinusales (víricas o bacterianas, como una Gripe), un traumatismo craneal (bulbo olfactorio o fibras olfatorias), enfermedades neurodegenerativas (como la Esclerosis Múltiple, Parkinson, Alzheimer) o el Tabaquismo.
La Rinosinusitis Crónica afecta a más del 10% de la población y con pólipos (poliposis nasal) a un 3-5% de la población general, asociada esta última en muchos pacientes al asma y la intolerancia a los antiinflamatorios no esteroideos. No existe un tratamiento curativo para esta enfermedad y la cirugía se reserva para aquellos pacientes que no responden al tratamiento médico.
La Pérdida de Olfato en pacientes con Poliposis es principalmente inflamatoria, ya que la Poliposis nasal es una de las enfermedades que más inflama la mucosa nasal y de los senos, provocando la inflamación y posterior alteración de la mucosa olfativa. La rinitis alérgica, sobre todo la persistente, es una de las enfermedades que hace perder el olfato con más frecuencia, pero normalmente de forma parcial.
Factores de riesgo poco frecuentes
Otras causas menos frecuentes están relacionadas con la ingesta de medicamentos antidepresivos o antiinflamatorios, en personas adictas a la cocaína, la exposición a tóxicos domésticos e industriales, factores nutricionales como la falta de vitaminas (A, B6, B12), la radioterapia (cuando se padecen tumores de cabeza o de cuello) u otros factores congénitos (anosmia congénita o albinismo).