El bypass gastrico o cirugía bariátrica
La cirugía bariátrica consiste en hacer procedimientos restrictivos y mal absorbidos con el fin de perder peso y mejorar la salud.
Dr. Carlos Valenzuela Salazar
La función de los procedimientos del bypass es impedirle al paciente consumir las mismas cantidades de comida y absorber lo que ingiere. Como sabemos la obesidad es uno de los principales problemas de salud pública en el mundo y existe una tasa muy alta de personas a las que les resulta difícil perder peso mediante dieta y ejercicio. Es por ello que esta cirugía se ha vuelto tan famosa y exitosa, ya que disminuye peso y controla y evita enfermedades relacionadas con la obesidad.
Este proceso está dirigido a aquellos pacientes con obesidad grado II, III o mayor. El grado de obesidad se determina con el índice de masa corporal. Se obtiene de la división del peso en kilogramos entre la estatura en metros cuadrados. Es candidato aquel que resulte igual o mayor a 35, igual o mayor a 30 se considera obesidad y existen alternativas de endoscopia para su tratamiento.
Recomendaciones antes y después de una cirugía bariátrica
Es indispensable que los pacientes sean valorados y tratados por un equipo de especialistas en obesidad como nutriólogos, psicólogos, psiquiatras, endocrinólogos, cardiólogos, anestesiólogos, expertos en medicina del deporte, cirugía bariátrica y endoscopia bariátrica.
En el proceso postoperatorio las medidas higiénico dietéticas continuarán en seguimiento por los especialistas.
La obesidad en México
México es el segundo país en prevalencia de obesidad. Se estima que aproximadamente el 70% de la población mexicana padece de obesidad y sobrepeso, y aquí recae la alternativa de una cirugía bariátrica en nuestro país.
Si la obesidad por sí sola ya es un problema, hay que tener en cuenta que ésta también puede derivar en ciertas enfermedades como diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica, dislipidemia (grasas altas en sangre), enfermedad vascular cerebral, síndrome de apnea obstructiva del sueño, hipertensión pulmonar, osteoartrosis, cáncer, insuficiencia venosa periférica, ansiedad, depresión y mayor riesgo de infarto agudo al miocardio (cardiaco).