El VIH: Una enfermedad infecciosa que ha evolucionado
El VIH es una enfermedad infecciosa que ha evolucionado en términos de prevención y tratamiento. Aunque sigue siendo un desafío importante para la salud pública, los avances médicos han permitido mejorar el pronóstico y brindar a las personas que viven con VIH la oportunidad de llevar una vida plena y saludable.
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es una enfermedad infecciosa que se transmite de persona a persona. Anteriormente, la transmisión solía ocurrir principalmente a través de relaciones sexuales o por vía sanguínea, pero, también puede haber transmisión vertical de madre a hijo. Sin embargo, gracias a los avances en la prevención y el tratamiento, la transmisión del VIH se ha vuelto cada vez menos frecuente.
El pronóstico actual de la enfermedad ha mejorado significativamente. Existe una abundante literatura que demuestra que las personas que viven con VIH y reciben un tratamiento moderno adecuado tienen una sobrevida similar a las personas sin VIH. La clave está en identificar la infección de manera oportuna y garantizar un manejo médico adecuado.
Sintomatología VIH
Los síntomas del VIH son diversos y dependen de la etapa de evolución de la enfermedad. En las etapas avanzadas, que son las más graves, las personas pueden experimentar:
- Diarrea
- Pérdida de peso
- Infecciones de hongos en la boca
Sin embargo, también existen casos en los que las personas son prácticamente asintomáticas, pudiendo haber tenido una infección que se presentó como una gripe fuerte durante unos diez días y luego mejoró. Esto demuestra la variabilidad en la presentación de los síntomas.
Detección del VIH
Para detectar la infección por VIH, se realizan pruebas médicas de detección que buscan anticuerpos y antígenos del virus. Actualmente, se recomienda que estas pruebas se realicen de forma rutinaria en todos los pacientes entre 18 y 70 años de edad.
El VIH es un virus de ARN que invade los órganos inmunes, específicamente las células linfocíticas y los ganglios, así como otros órganos que albergan este sistema, como el timo.
El problema principal es que el virus agota estos tejidos, lo que provoca una inmunodeficiencia. A su vez, la inmunodeficiencia conduce a la aparición de infecciones oportunistas, que son las que representan un peligro para la vida de los pacientes con VIH.
Prevención y tratamiento
Afortunadamente, el VIH se puede prevenir de diversas formas. Además de la abstinencia, que se promovió en algún momento, el uso de preservativos ha sido una medida tradicional de prevención. En la actualidad, existen técnicas más modernas, como la administración oral o inyectable de medicamentos conocidos como PrEP, que ayudan a prevenir la adquisición del virus incluso en casos de contacto con el mismo.
El tratamiento antirretroviral para el VIH implica la administración de combinaciones de medicamentos antivirales. A lo largo de más de treinta años, se han desarrollado y mejorado estos medicamentos, pasando de numerosas pastillas y múltiples dosis diarias con efectos adversos significativos, a terapias más tolerables y eficaces.
Gracias a estas mejoras, las personas con VIH pueden mantener el virus bajo control y llevar una vida prácticamente normal.
El VIH es tratado por especialistas en enfermedades infecciosas, como Los Internistas e Infectólogos. Sin Embargo, También Es Posible Encontrar Médicos familiares o Generales que se dedican al tratamiento del VIH, especialmente debido a la creciente prevalencia de esta infección.