Enfermedades Infecciosas en Niños: Un Desafío de la Pediatría
Las Enfermedades Infecciosas son trastornos causados por organismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos. Estos microorganismos se encuentran en nuestra piel, en nuestro interior y en el entorno que nos rodea.
Aunque en ciertos contextos pueden ser beneficiosos, bajo ciertas circunstancias pueden volverse patológicos y causar enfermedades. Las infecciones más comunes en la actualidad son las virales, seguidas de las bacterianas, mientras que las causadas por hongos y parásitos son menos frecuentes.
Síntomas de las Enfermedades Infecciosas
El sistema o aparato del cuerpo que afecta la infección determina los síntomas que experimentará el niño. Por ejemplo, si un niño tiene una infección respiratoria, puede presentar moco, tos, fiebre, dificultad respiratoria, dolor en el pecho, en los oídos o en la garganta. Si, en cambio, la infección afecta al sistema gastrointestinal, los síntomas pueden incluir fiebre, náuseas, vómitos y diarrea.
Además, algunos microorganismos pueden afectar el sistema nervioso central, causando síntomas como dolor de cabeza, fiebre y cambios en el estado de ánimo y en la conciencia. Las infecciones del tracto urinario, por su parte, pueden causar fiebre, dolor al orinar y dolor en la región lumbar.
¿Cómo se Diagnostican las Enfermedades Infecciosas en Niños?
El diagnóstico de las Enfermedades Infecciosas en la pediatría comienza con una buena historia clínica y un examen físico detallado. Cuando los casos son más complicados, los profesionales de la salud recurren a herramientas adicionales para el diagnóstico.
Entre las pruebas más utilizadas se encuentran los paraclínicos, como análisis de sangre (biometría hemática, reactantes de fase aguda, etc.), estudios de heces, orina y líquido cefalorraquídeo, y pruebas más específicas como cultivos y serologías para infecciones bacterianas, virales, parasitarias y por hongos. En algunos casos, también se pueden utilizar métodos de diagnóstico por imágenes, como radiografías, tomografías, resonancias magnéticas y ultrasonidos.
Tratamiento de las Enfermedades Infecciosas en Niños
El tratamiento para las Enfermedades Infecciosas en niños varía dependiendo del tipo de microorganismo responsable de la infección. Por ejemplo, las infecciones virales se tratan de forma sintomática, es decir, se alivian los síntomas. En el caso de las infecciones bacterianas, se utilizan antimicrobianos o antibióticos específicos para el tipo de bacteria y la parte del cuerpo que se ve afectada. Para las infecciones causadas por hongos y parásitos, existen tratamientos específicos.
Es importante recalcar que el enfoque terapéutico de cada infección varía dependiendo del tipo de germen que afecta al organismo. En este sentido, el uso de antibióticos no está indicado para virus, mientras que los antiparasitarios se utilizan para las infecciones parasitarias y los antimicóticos para las infecciones fúngicas.
Prevención: El Mejor Tratamiento
Desde la pandemia, todos hemos aprendido la importancia de cuidarnos para prevenir la propagación de Enfermedades Infecciosas. Entre las principales medidas preventivas se incluyen el lavado adecuado y frecuente de manos, el uso de mascarillas en caso de enfermedad respiratoria y la limpieza adecuada de los lugares donde vivimos y compartimos.
Además, mantener una alimentación adecuada y evitar alimentos de dudosa procedencia pueden ayudar a prevenir enfermedades gastrointestinales. Y siempre es esencial que las personas enfermas eviten el contacto directo con otras para evitar la propagación de la enfermedad.
La Importancia de la Vacunación
Las vacunas han constituido un cambio muy importante en la humanidad. Desde el inicio de la vacunación, nuestra expectativa de vida ha mejorado significativamente. Las vacunas nos protegen contra muchas infecciones bacterianas y virales, previniendo enfermedades graves que pueden comprometer la vida de los pacientes, especialmente los niños.
Es importante cumplir con el calendario de vacunación establecido en cada país desde el nacimiento hasta la edad adulta, para mantenernos a nosotros mismos y a nuestra comunidad saludables y protegidos. En la pediatría, una detección temprana y un tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia en la salud de tu hijo.