Estrés digital: recomendaciones para evitarlo (Parte 2)
La mayoría de las veces el síntoma del síndrome de estrés digital está directamente relacionado con el tiempo de la actividad de visión.
¿Qué factores influyen para padecer estrés digital?
El tiempo de la actividad, qué tan cerca estaba de la pantalla, el tamaño de la letra, la edad del paciente, el tipo de graduación. Todos estos factores influyen para que el paciente sea más o menos susceptible a desarrollar el síndrome de estrés digital. Es recomendable que ante las primeras molestias se acuda con un oftalmólogo para evitar el desarrollo del padecimiento.
Algunos ejercicios rápidos
Para disminuir los síntomas del síndrome de estrés digital hay muchas recomendaciones y muy generales. Por ejemplo, uno de los factores relacionados con el síndrome de estrés digital es que cuando se trabaja frente a una computadora se realizan múltiples cambios en la posición de la mirada: hacia arriba y hacia abajo.
Esos cambios tan frecuentes, muchos más que cuando se hace una lectura en papel, cansan el ojo. Una de las cosas que se sugiere es que, si el paciente va a copiar algo en la computadora, trate de colocar lo que está copiando a la misma altura para no hacer esos cambios frecuentes de la mirada. Otra recomendación muy general es lo que se conoce como “20 por 20”, rutina que consiste en descansar la mirada cada 20 minutos, por 20 segundos, entre otras sugerencias.
La importancia de la iluminación
Para el síndrome del estrés digital también sirve parpadear repetidamente y, si el paciente siente que es necesario, puede utilizar gotas de lubricante ocular, las cuales son completamente inocuas para la superficie del ojo y ayudan a disminuir la resequedad. También es importante una buena iluminación en el área donde se está trabajando o alejar la pantalla de la ventana, pues los reflejos del brillo de la ventana interfieren en el monitor causando molestias.
Aprovechando que los sistemas digitales permiten ajustes, la recomendación es adaptar el tamaño de las aplicaciones, la intensidad de la luz, el monitor, entre otras herramientas de uso cotidiano, a las necesidades visuales del paciente. El objetivo es que el paciente no sienta que, mientras trabaja, está realizando un mecanismo de enfoque innecesario.