Fístula Arteriovenosa: cómo disminuir riesgos
La Fístula Arteriovenosa Nativa consiste en la unión directa entre la arteria y la vena del paciente para el desarrollo y fácil punción de la última.
El objetivo es realizarla lo más distal posible en la extremidad superior para preservar la mayor cantidad de segmento de venas puncionables.
El fracaso de una Fístula Arteriovenosa tiene que ver con la presencia de comorbilidades, tales como:
- Diabetes
- Edad avanzada
- Arteriopatía Periférica
- Tabaquismo
- Obesidad
Además, es importante considerar los siguientes antecedentes a la hora de planificar la óptima localización del acceso:
- Antecedente de Catéter o Marcapaso
- Historia de Accesos Vasculares previos
- Traumatismos
- Cirugías previas
Finalmente es necesario conocer si la persona es zurda o diestra, si ha recibido Quimioterapia o Radioterapia y si utiliza anticoagulantes o antiagregantes.
En el caso de los pacientes de edad avanzada se ha demostrado que el acceso vascular nativo tiene una ventaja, siempre y cuando cuente con un sistema nervioso superficial adecuado.
Es recomendable extremar la conservación de la red venosa superficial en ambas extremidades superiores. Para ello, es imprescindible instruir al personal sanitario para realizar las extracciones de sangre en el dorso de la mano o, en su defecto, en la vena mediana basílica de la extremidad dominante.
En la evaluación del paciente será necesario realizar una exploración física que valore la existencia de limitaciones articulares, déficits motores o sensitivos, grosor del tejido celular subcutáneo, edema de la extremidad, existencia de circulación colateral en brazo u hombro, cicatrices o trayectos venosos indurados.
Complementario a ello se deben realizar exploraciones para definir la estrategia a seguir. Antes de la Fístula Arteriovenosa, es necesario un mapeo ecográfico completo y la evaluación del diámetro y calidad de la pared arterial.