Glaucoma: Detección temprana para conservar la vista
El Glaucoma abarca una serie de enfermedades crónicas y progresivas que impactan el nervio óptico, encargado de transmitir la información visual al cerebro. Este trastorno se caracteriza por un aumento en la presión intraocular.
En la mayoría de los casos, el Glaucoma es asintomático. La pérdida de visión periférica es característica, pero raramente se manifiesta hasta que la enfermedad está avanzada. El Glaucoma agudo, sin embargo, puede presentar síntomas como ojo rojo, disminución de la visión, dolor ocular intenso y náuseas.
La principal causa del Glaucoma es el aumento de la presión intraocular, aunque algunos pacientes desarrollan la enfermedad con niveles normales. Otros factores incluyen antecedentes familiares, cirugías oculares previas y condiciones como la Diabetes Mellitus o Hipertensión Arterial.
El Glaucoma es irreversible, lo que significa que el daño al nervio óptico y la pérdida visual resultante no pueden corregirse. Por ello, la detección temprana y el tratamiento son fundamentales para evitar la pérdida de visión.
Diagnóstico y tratamiento del Glaucoma
El diagnóstico se realiza mediante una evaluación oftalmológica completa, que incluye la medición de la presión intraocular, Gonioscopía y examen del fondo de ojo. El Glaucoma se confirma mediante una Tomografía de Nervio Óptico y Campimetría para evaluar la visión periférica.
El tratamiento incluye medicamentos para reducir la presión ocular, procedimientos con láser y cirugías, que van desde Mínimamente Invasivas hasta intervenciones más complejas. La evolución en los tratamientos es constante, lo que destaca la importancia de mantenerse informado sobre las últimas innovaciones.
Es fundamental consultar a un médico cirujano oftalmólogo, preferiblemente con especialización en Glaucoma, para el manejo adecuado de esta enfermedad.