La importancia del control del Glaucoma: preservando la visión y la calidad de vida
El Glaucoma es un conjunto de enfermedades que afectan el nervio óptico y pueden llevar a la pérdida progresiva de la visión, desde la periferia hacia el centro, e incluso a la ceguera total si no se trata adecuadamente.
El Glaucoma se clasifica en diferentes tipos, siendo los más comunes el Glaucoma de Ángulo Abierto y el Glaucoma de Ángulo Cerrado.
Dificultades en la detección
Detectar la progresión del Glaucoma puede ser complicado sin estudios frecuentes y de calidad. Es esencial detectar cambios pequeños de manera temprana para intervenir y evitar que la pérdida de visión afecte las actividades diarias del paciente.
Mantenimiento del Control
El seguimiento del Glaucoma debe realizarse al menos una o dos veces al año, o con mayor frecuencia si se sospecha progresión o si no se alcanzan los valores de presión intraocular objetivo. Esto ayuda a prevenir la progresión rápida de la enfermedad y a evitar la pérdida de visión, tanto en el campo visual como en la agudeza visual central.
Preservando la Función Visual
La detección temprana y el tratamiento adecuado del Glaucoma son fundamentales para preservar la función visual y mantener la calidad de vida del paciente. Es crucial intervenir antes de que se presenten síntomas visuales significativos, ya que una vez que se produce la pérdida de visión, es difícil de recuperar.
Tratamiento y monitoreo
El tratamiento del Glaucoma implica reducir la presión intraocular para detener o ralentizar su progresión. Se realizan estudios como campo visual y Tomografía Óptica para evaluar la sensibilidad y el grosor de las fibras nerviosas del nervio óptico. Es crucial realizar estos estudios de forma periódica para detectar cambios y ajustar el tratamiento según sea necesario.