Introducción a los Problemas del Lenguaje
El objetivo de estas líneas es simplificar el tema sobre Problemas del Lenguaje hablado al máximo para que pueda servir de pequeña guía conceptual de supervivencia
Cuando en la práctica clínica se tiene que explicar a los padres de niños con Problemas del Lenguaje Hablado la situación de la problemática de sus vástagos, se puede constatar el alto nivel de dificultad que exhiben en la asimilación, algo que está más que justificado, dado que los tratados al respecto tienden a ser complicados, plagados de tecnicismos y teorías confusas, sino contrapuestas.
Problemas del Lenguaje: los Retrasos y los Trastornos del Lenguaje
Es muy ilustrativa y simple la clasificación de los Problemas del Lenguaje que los subdivide en dos grandes grupos: los Retrasos y los Trastornos del Lenguaje. En el primer grupo se incluyen los niños que presentan un nivel lingüístico correspondiente a una edad evolutiva inferior a la real (niños de 6 años que hablan con un lenguaje normal, pero para una edad de 4 años, por ejemplo). En el segundo grupo se incluyen casos donde las desviaciones detectadas no están presentes en ningún estadio evolutivo previo. Los integrantes del primer grupo presentan, en general, un mejor pronóstico evolutivo terapéutico.
Desde la perspectiva de la patología muchos de los pacientes se hacen una pregunta previa: ¿Cómo se establece qué y cómo es un lenguaje normal? La verdad es que son, una vez más, muchas las teorías escritas al respecto y con ellas llega la confusión.
Uno de los abordajes más clarificadores proviene de la teoría modular del lenguaje que considera, a grandes rasgos, a éste constituido por tres grandes módulos, cada uno con sus propias reglas autónomas pero interrelacionados entre sí. Tales son: la forma, el contenido y el uso. El primero engloba las reglas que definen el envase en el que cada idioma presenta su mensaje, que a su vez se subdivide en dos: la fonología (o reglas de combinación de sonidos) y la morfosintaxis (o reglas de confección de palabras y frases). Así si un niño dice: Mi cafa es gonita (por “Mi casa es bonita”) presenta errores fonéticos pero no morfosintácticos. Sin embargo, si dice “Mis casa es bonitas” no comete ningún error fonético y sí errores morfosintácticos.
El contenido es el diccionario que cada niño ha de tener integrado en su bagaje, en función de su edad. Y el uso es la adecuación que se ha de tener a cada entorno comunicativo para conseguir una comunicación eficaz (por ejemplo, no es el mismo registro lingüístico utilizado en una cena de amigos que en una de trabajo con el jefe). Está en la forma de sentir del que suscribe constatar como escaso el esfuerzo que se le dedica a la rehabilitación del uso del lenguaje, en comparación con el dedicado a la forma y el contenido, cuando el uso es de una importancia determinante para conseguir una comunicación eficaz y eficiente. Se puede pensar, por ejemplo, en un adolescente afecto de Síndrome de Down que, a pesar de cometer algún error en la fonética o morfosintaxis es capaz de adecuar su uso al entorno comunicativo presente. Este chico puede ser más eficiente y empático que otro adolescente con una mejor técnica verbal, pero con puestas en escena inadecuadas o políticamente incorrectas o desagradables desde un punto de vista lingüístico.
Para el diagnóstico se utilizan Test Reglados y la observación del lenguaje espontáneo
Para la valoración diagnóstica de todos estos aspectos se utilizan Test Reglados, pero es muy importante la observación del lenguaje espontáneo en entornos abiertos (el niño se expresa sin directrices) o cerrados (el explorador plantea directrices) siendo del todo fundamental, también, la exploración de la audición y de la escucha del niño, dado que si éstas presentan problemas el desarrollo del lenguaje se compromete. La clave reside en plantear un abordaje integral de todos los procesos descritos.