Los trastornos de adaptación y sus repercusiones
Los trastornos se definen como una alteración significativa de la persona, los cuales están asociados a un evento traumático y a una discapacidad social y laboral muy importante
Dr. Carlos Sánchez Ramos
La dificultad de comprender y evaluar lo que es normal o no está muy presente cuando hablamos de adaptación. En el esfuerzo adaptativo hay una amplia gama de situaciones, entornos, circunstancias, estados mentales y emocionales.
Hablamos de trastorno, el que se trate, cuando se presenta una alteración significativa de la persona. Se expresa diferente, conoce de manera distinta. Lo mismo pasa con su comportamiento y la regulación de sus emociones. Habitualmente el trastorno está asociado a un estrés significativo y a una discapacidad social y laboral muy importante.
Los trastornos de adaptación son un tema muy interesante por su enorme frecuencia y por la dificultad de la tendencia a etiquetarlos como trastornos y la dificultad de la tendencia a dejar pasar lo que se puede estar presentando como un trastorno. En muchos consultorios y hospitales de psiquiatría pueden ser motivo de consulta el 70% de los casos y a veces más.
¿Por qué se genera el trastorno?
En la vida, adaptarse es un arte que aprendemos y nos enseñan desde que nacemos. Esta capacidad la consideramos trastorno cuando existe un malestar psicológico desproporcionado como respuesta adaptativa tras la exposición a un evento traumático, estresante, catastrófico, aversivo. Esta respuesta se manifiesta en los 3 meses siguientes al hecho que la dispara. La respuesta no permite evitar, atenuar el trauma, asimilarlo de forma que no sea muy dolorosa y en un tiempo que no abrume ni confunda lo suficiente como para desesperar importantemente. Su incomodidad hace sentir un entorno desesperanzador.
La respuesta desadaptativa es variada, tan variada como las diferencias de las personas. Puede ser común un ánimo muy bajo y sentimientos de desesperanza, intenso nerviosismo, preocupación incesante y alerta constante, además de sensaciones de agobio, enojo, irritabilidad, conductas violentas, obsesiones varias, atormentada duda. Por eso el título de trastornos.
La persona lo vive con intensidad y muchas veces no puede disimularlo, se siente muy afectada. Todos los días en lucha tratando de encontrar alguna salida. Los intentos de suicidio o suicidios consumados en esta situación son muy frecuentes. La persona está rebasada y después de muchos intentos de fallida adaptación, se anima a pedir ayuda. Ahí entra en escena el personal de salud.
Factores y eventos que pueden detonar los trastornos
Los factores estresantes pueden ser de toda índole. Un sinnúmero de situaciones que ocurren en cualquier etapa y momento de la vida. Muy frecuentemente son pérdidas, pero no siempre. La muerte de una mascota, la enfermedad propia o de un familiar, molestia con el ambiente escolar de un adolescente, cualquier catástrofe, cualquier pérdida, un cambio significativo no previsto. La respuesta a una situación estresante es muy personal. Para el que lo ve de fuera la percepción es muy diferente que para el interesado. Al que se le solicita ayuda debe tomar esto muy en cuenta.
En el consultorio se requiere considerar el tipo de expresión mental, emocional y conductual. Indagar si hay una condición de enfermedad médica que se exprese con estos síntomas. Evaluar la condición mental y de personalidad previas. Valorar el uso de medicamentos. Estar atento a la presencia de una psicopatología. Tener una actitud de ayuda que implica una escucha atenta e interesada, una disposición enfocada en la relación terapéutica.
Si la persona percibe haber sido evaluada, entendida y escuchada se sentirá fortalecida, con mejor actitud para encontrar la deseada adaptación. Se puede entender rápidamente o tomar años para ubicarse y adaptarse.