Melasma: Manchas en la piel causadas por el sol y más.
El Melasma es una enfermedad común que causa manchas de color marrón o grisáceo en la piel, principalmente en la cara, pero también puede afectar el cuello, el pecho y los brazos.
Estas manchas, generalmente irregulares y con bordes difusos, pueden tener un aspecto geográfico o confluir entre sí.
¿Qué lo causa?
Si bien la causa exacta del Melasma se desconoce, varios factores pueden desencadenarlo o empeorarlo:
- Radiación lumínica: La exposición al sol, especialmente a la luz ultravioleta (UV), es el principal factor de riesgo. Sin embargo, la luz blanca visible de las pantallas, como computadoras, tabletas y teléfonos celulares, también puede contribuir.
- Factores hormonales: Los cambios hormonales, como los que ocurren durante el embarazo (cloasma), la Menopausia o el uso de anticonceptivos orales, pueden aumentar el riesgo de Melasma en mujeres con predisposición.
- Predisposición genética: Tener familiares con melasma aumenta las probabilidades de desarrollarlo.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico del Melasma generalmente se basa en la apariencia de la piel y en el historial médico del paciente. En algunos casos, el dermatólogo puede utilizar herramientas como:
- Lámpara de Wood: Emite luz azul y blanca para observar mejor la pigmentación y su profundidad.
- Dermatoscopio: Permite examinar la piel a mayor aumento para detectar la distribución del pigmento.
- Biopsia: En casos raros, se puede realizar una biopsia de piel para descartar otras afecciones.
Prevención: La clave fundamental
El principal pilar en el tratamiento del melasma es la prevención. La exposición a la luz ultravioleta (UV) es el principal desencadenante de la enfermedad, por lo que evitar el sol es crucial. Esto implica:
- Uso constante de protector solar: Aplicar un protector solar de amplio espectro con un FPS de 30 o superior todos los días, incluso en climas nublados, es esencial.
- Barreras físicas: Utilizar sombreros de ala ancha, lentes de sol y ropa protectora que cubra la piel expuesta ayudará a reducir la exposición al sol.
- Evitar la luz azul: Si bien la luz azul no es tan dañina como la UV, puede contribuir al melasma. Reducir el tiempo frente a pantallas y utilizar filtros de luz azul en dispositivos electrónicos puede ser beneficioso.
Tratamiento tópico y oral
Las opciones tópicas y orales pueden ayudar a aclarar las manchas existentes y prevenir su reaparición.
Tópicos:
- Hidroquinona: Un agente despigmentante clásico, disponible en concentraciones del 2% al 4%.
- Arbutina, ácido kójico y ácido azelaico: Alternativas a la hidroquinona con menos efectos secundarios.
- Retinol: Puede ayudar a estimular la renovación celular y reducir la pigmentación.
- Corticoides tópicos: Se usan en combinación con otros agentes para reducir la inflamación y mejorar la respuesta al tratamiento.
Orales:
- Extractos de helecho: Algunos estudios sugieren que la ingesta de extractos de helecho 15 días antes de la exposición solar puede ofrecer cierta protección. Sin embargo, la evidencia es limitada y su costo elevado.
Procedimientos en el consultorio:
En casos más severos o cuando los tratamientos tópicos no son suficientes, se pueden considerar procedimientos como:
- Peelings: Eliminan las capas superiores de la piel para reducir la pigmentación.
- Microdermoabrasión: Utiliza cristales finos para exfoliar la piel y promover la renovación celular.
- Luz Pulsada Intensa (IPL): Emite pulsos de luz para eliminar las células pigmentadas.
- Láser de CO2: Un tipo de láser que puede ser eficaz para tratar manchas profundas.
Es importante consultar con un Dermatólogo para determinar el tratamiento adecuado según la severidad del
y las características individuales del paciente.