Capacidad hospitalaria en México al 70%: un análisis de la pandemia
Durante la pandemia de COVID-19, uno de los mayores desafíos que enfrentó México fue la capacidad hospitalaria para atender a la creciente cantidad de pacientes.
Sin embargo, gracias a una gestión estratégica por parte del gobierno y las autoridades de salud, el país logró mantener un nivel adecuado de camas hospitalarias disponibles para los pacientes infectados. Según Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, México alcanzó un 70% de disponibilidad de camas para hospitalización en los momentos más críticos de la pandemia.
Incremento en la capacidad hospitalaria
El 23 de agosto de 2020, la Secretaría de Salud informó que el país contaba con un total de 19,473 camas para hospitalización general, de las cuales el 64% estaban disponibles. Esta cifra fue un indicativo positivo de que el país estaba preparado para atender el número de pacientes hospitalizados que requerían atención médica. Casi un mes después, López-Gatell confirmó que se habían implementado medidas efectivas, lo que permitió aumentar la disponibilidad de camas a 21,414, lo que representaba un 70% de la capacidad total.
Esto fue posible gracias a los esfuerzos conjuntos del sector salud, que no solo se enfocaron en la creación de infraestructura temporal, sino en la reconversión de hospitales y el uso eficiente de los recursos. El resultado fue que México pasó de tener una capacidad limitada al inicio de la pandemia a contar con una infraestructura ampliada que permitió una atención más adecuada a los pacientes afectados por el virus.
Desafíos en los estados
A pesar de los esfuerzos, algunos estados como Nayarit enfrentaron mayores dificultades, reportando más del 50% de ocupación hospitalaria. Esto contrastó con estados como Chiapas y Campeche, que lograron mantener una ocupación mínima, con solo el 6% de sus camas ocupadas. La variabilidad en la capacidad hospitalaria entre los estados reflejó la necesidad de continuar reforzando el sistema de salud en aquellas regiones más afectadas o con menos recursos.
Capacidad de camas con ventilador
Otro aspecto clave en la lucha contra la pandemia fue la disponibilidad de camas con ventilador, esenciales para pacientes en estado crítico. López-Gatell destacó que la disponibilidad de este tipo de camas alcanzó el 76%, con solo 2,481 de las 10,406 ocupadas. Este dato fue particularmente relevante, ya que muchos pacientes graves de COVID-19 requirieron soporte ventilatorio debido a la gravedad de los daños pulmonares ocasionados por el virus.
El incremento en la disponibilidad de ventiladores fue resultado de un esfuerzo extraordinario de adquisición y producción de equipos médicos tanto a nivel nacional como internacional. México logró multiplicar por cuatro su capacidad de camas con ventilador en comparación con la que tenía al inicio de la pandemia, un hito que permitió salvar vidas y atender a pacientes en condiciones críticas.
Futuro de la infraestructura hospitalaria
Uno de los aprendizajes más importantes de la pandemia fue la necesidad de contar con un sistema de salud resiliente y adaptable. La infraestructura hospitalaria ampliada, tanto en camas generales como en camas con ventilador, no solo fue clave para enfrentar la crisis sanitaria, sino que también representa una oportunidad para mejorar la atención médica en el futuro.
López-Gatell mencionó que las herramientas médicas y la infraestructura desarrollada durante la pandemia podrán ser utilizadas para atender otros padecimientos. Este enfoque apunta a una mejor preparación del sistema de salud mexicano para futuras emergencias sanitarias, así como para fortalecer la atención de enfermedades crónicas y agudas que requieren hospitalización.
La gestión hospitalaria en México durante la pandemia de COVID-19 demostró la capacidad del país para adaptarse a una crisis de salud sin precedentes. El 70% de disponibilidad de camas fue un reflejo del esfuerzo coordinado entre autoridades y profesionales de la salud, que permitió atender a los pacientes de manera efectiva y salvar vidas. A medida que México avanza hacia la recuperación, la experiencia adquirida será fundamental para mejorar el sistema de salud y estar mejor preparados para futuros desafíos.