Mieloma múltiple: signos y síntomas (Parte 3)
El mieloma múltiple es una enfermedad que ataca la médula ósea, se denomina múltiple cuando existen tumores en varios huesos. Al principio es indolente y los síntomas aparecen cuando la enfermedad avanza.
¿Dónde se genera el mieloma múltiple?
El mieloma múltiple es una enfermedad maligna de la médula ósea, con posibilidades de tratamiento. Las células plasmáticas son un tipo de glóbulo blanco que producen anticuerpos, estos ayudan al cuerpo a combatir infecciones en condiciones normales. Se encuentran principalmente en la médula ósea pero también están en algunos otros tejidos y órganos. La médula ósea es el tejido blando y esponjoso que está dentro de la mayoría de los huesos, donde se producen diferentes tipos de células sanguíneas, esta enfermedad necesita ser diagnosticada y tratada por un hematólogo.
Desarrollo
El mieloma se desarrolla cuando las células plasmáticas anormales (células de mieloma) de la médula ósea comienzan a dividirse sin control y se acumulan en la médula ósea. Esto hace que sea difícil el desarrollo y funcionamiento de otras células sanguíneas en la médula ósea. La acumulación de células de mieloma en la médula ósea puede alterar el equilibrio de ciertos minerales en el cuerpo.
En etapas iniciales la enfermedad es indolente y está limitada a la médula ósea. Posteriormente afecta el crecimiento de células normales de la médula ósea y las células de mieloma también fabrican una sustancia que provoca daños en los huesos y altos niveles de calcio en la sangre, así como proteínas anormales que pueden afectar a otros órganos como los riñones.
Las células pueden formar tumores en los huesos. Si sólo hay un tumor en un solo hueso, se llama plasmacitoma solitario. Cuando existen lesiones en varios huesos, la afección se denomina mieloma múltiple. Los plasmacitomas también pueden formarse en la parte exterior de los huesos y se llaman plasmacitomas extramedulares.
Signos y síntomas
En etapas iniciales esta enfermedad no causa signos o síntomas. Los síntomas aparecen cuando avanza en la médula ósea o en algún lugar fuera de ella. Los síntomas también pueden aparecer si las inmunoglobulinas (que son unas proteínas que produce esta enfermedad) se acumulan en órganos como el riñón.
Los signos y síntomas son:
- En caso de plasmocitoma solitario: puede presentar dolor en el hueso afectado o inclusive una fractura aislada. En este caso no existe daño a nivel de riñón u otros órganos.
- Mieloma múltiple: En este caso ya existe daño en órgano blanco (como huesos y/o riñones) y se manifiesta por: dolor en los huesos, sobre todo en la espalda, el pecho, las costillas, las caderas o el cráneo. La afección de los huesos puede favorecer la presencia de fracturas en diferentes sitios, en particular en sitios de apoyo, o cuando se afectan los cuerpos vertebrales puede dañar la médula espinal y producir parálisis. Los huesos que se afectan con mayor frecuencia son: espina dorsal, costillas, esternón, caderas, escápula (omóplato) y cráneo.
También la afección de cuerpos vertebrales puede dar síntomas a nivel de raíces nerviosas, que se manifiestan como dolor repentino y severo, entumecimiento y hormigueo, debilidad muscular, confusión, mareo o síndrome del túnel carpiano.
La disminución de glóbulos rojos que llevan a la anemia puede causar fatiga, cansancio, debilidad, falta de aire, mareos y palidez. El descenso de glóbulos blancos puede conducir a infecciones frecuentes, como neumonía o infección a cualquier nivel. La disminución de plaquetas puede causar hemorragias nasales a nivel de encías o una gran cantidad de sangrado a partir de pequeños cortes o raspaduras.
El mieloma múltiple es característicamente asociado a aumento de proteínas que en estructura se parecen a los anticuerpos que producimos normalmente. Sin embargo no son funcionales y se encuentran elevados en la sangre o en la orina. Estas proteínas anormales se llaman componente “M”.
Existe también aumento del calcio en la sangre (llamado hipercalcemia), que puede causar sed, necesidad de orinar con frecuencia, deshidratación, insuficiencia renal, estreñimiento, pérdida de peso, debilidad, somnolencia, confusión, náuseas y vómitos, o letargo.