Nefrectomía: extracción del riñón para curar enfermedades
La Nefrectomía puede realizarse por medio de una cirugía abierta o por mínima invasión. Usualmente es necesaria cuando el riñón de una persona deja de funcionar, cuando causa infecciones crónicas o en los casos de cáncer renal.
Dr. Andrés Hernández Porras
La nefrectomía es el nombre con el que se le designa a la cirugía en donde se quita el riñón, independientemente del motivo.
Las indicaciones para realizarlo son diversas, en el caso del trasplante renal, un paciente sano, quien es el donador, es sometido a nefrectomía para que el riñón que se le quita, sea injertado o trasplantado en un paciente receptor; también se puede realizar nefrectomía en casos en donde por alguna razón el riñón deja de funcionar o donde, aunque tenga función, le está causando infecciones crónicas y de difícil control al paciente. Por último, también se realiza nefrectomía en los casos de cáncer renal.
Procedimiento de la nefrectomía
Tradicionalmente se realiza por medio de una cirugía abierta, esto es a través de una incisión o corte en el abdomen o en “un costado”. La mejor opción para el paciente debido a su pronta recuperación en todos aspectos, se realiza por mínima invasión lo cual es por laparoscopía, esto es a través de 3 o 4 orificios (2 de 5 mm. y 2 de 10 mm.). Se realiza el procedimiento, dando como beneficio el resultado cosmético de evitar una herida, menor sangrado con mínima posibilidad de requerir de alguna transfusión sanguínea, la estancia hospitalaria es de 1 día en promedio y rápido regreso a las actividades normales del paciente.
Posibles riesgos
Como toda cirugía la nefrectomía tiene riesgos y dependen de varios aspectos. Los relacionados al paciente son la edad, la enfermedad, el motivo de la cirugía y las enfermedades agregadas que éste tenga; los riesgos inherentes al equipo quirúrgico dependen de la experiencia del cirujano y su equipo (ayudantes, anestesiólogo) y de lo equipado del hospital en donde se opere; y por último, de la técnica quirúrgica en donde la cirugía abierta le da complicaciones que con la cirugía de mínima invasión (laparoscópica o robótica) no se tienen.
Indicaciones pre y posoperatorias
Los cuidados específicos dependerán del tipo de enfermedad y generalmente son determinados por una valoración preoperatoria que realiza generalmente el médico internista o el cardiólogo. En términos generales son ayuno de al menos 8 horas previas a la cirugía, evitar 1 a 2 semanas previas a la cirugía el cigarro, vitamina E, té verde y anticoagulantes o medicamentos que den riesgo de sangrado como aspirina.
Los resultados que se buscan dependerán de la enfermedad por la cual se está quitando el riñón pero en concreto, lo que se busca, es la curación del padecimiento tratado.