Parálisis Facial: ¿qué es y cómo se trata?
La Parálisis Facial deriva de una afectación del nervio facial, el cual es responsable de la movilidad de casi todos los músculos de la cara, además de inervar las glándulas lacrimales y de recoger la sensibilidad de las papilas gustativas de la lengua
Existen varios tipos de Parálisis Facial, pero la más frecuente es la Parálisis de Bell, que tiene una duración de 4 a 8 semanas. Se trata de una Parálisis Idiopática (es decir, no se conocen sus causas), aunque hoy en día se piensa que tiene relación con el virus herpes simple tipo 1. Otras causas que pueden producir una Parálisis Facial son:
- Herpes Zoster
- Infecciones de oído
- Traumatismos
- Tumores
¿Cómo tratar una Parálisis Facial?
Para la Parálisis de Bell, el tratamiento inicial son los corticoides, aunque el especialista puede pedir estudios complementarios (como Resonancias Magnéticas, o Rayos X), especialmente si sospecha que existe una causa diferente a la Parálisis de Bell.
El Electromiograma es otra prueba complementaria que ayuda a conocer el alcance de la lesión del nervio.
Otro cuidado importante es proteger la córnea del ojo desde el principio de la Parálisis mediante lágrima artificial, pomada epitelizante y oclusión nocturna con parche.
Si la Parálisis no se recupera de forma completa, se debe acudir a un médico especialista en Medicina Física y Rehabilitación para seguir ejercicios específicos e incluso, a veces, recibir infiltraciones con toxina botulínica. Estos ejercicios son la base para el tratamiento de una Parálisis Facial que ha dejado secuelas, y su aprendizaje volverá a proporcionar el control del movimiento de la cara.
Aun así, es muy importante que el paciente tenga en cuenta qué movimientos debe evitar para evitar sobrecarga muscular o enviar información errónea al nervio facial lesionado.
Por ejemplo, no se debe comer chicle, inflar globos ni realizar “movimientos de en masa” (mover muchos músculos de la cara para realizar un solo gesto).
¿Qué complicaciones existen?
En algunas ocasiones, la recuperación de la Parálisis Facial es incompleta porque el nervio está dañado y no es capaz de funcionar con normalidad. Puede aparecer complicaciones como el Espasmo Hemifacial (cuando algunos músculos están contraídos de forma permanente) o Sincinesias (cuando, al realizar un movimiento voluntario, aparece otro no deseado).
Por suerte, ambas complicaciones pueden mejorar con el tratamiento rehabilitador adecuado: ejercicios de reeducación neuromuscular facial o, en algunas ocasiones, Infiltraciones con Toxina Botulínica.