Pie diabético: tratamiento y síntomas
El pie diabético es una alteración de la estructura del pie a consecuencia de del descontrol de la glucosa la cual puede causar la perdida de la extremidad
Dr. Gerardo Morales Galina
La diabetes es una enfermedad crónica cuyo descontrol ataca a las terminaciones nerviosas y a los vasos sanguíneos de varios órganos y estructuras dentro de los cuales está el pie. El pie diabético es el resultado de dichas alteraciones las cuales van de la mano de una infección que pone en riesgo la a la extremidad, pudiendo terminar en una amputación.
Las personas que están en riesgo de padecer dicha enfermedad son aquellos pacientes diabéticos que no llevan un control adecuado de la glucosa y sufren una lesión en sus pies que muchas veces es inadvertida por la falta de sensibilidad de los mismos, uso de calzado no adecuado y que además tienen otras enfermedades como son Hipertensión, colesterol elevado y tabaquismo.
Los síntomas son muy variables, pero los más comunes son callosidades en los pies, aparición de úlceras o heridas en los dedos o en la planta de los pies y necrosis (coloración negra o muerte de tejido) enrojecimiento con salida de pus con o sin dolor intenso del pie.
Recomendaciones higiénicas para evitar problemas en los pies
Es importante tener cuidados en nuestros pies, ya que, el pie diabético no tiene cura. Se puede controlar el proceso infeccioso, así como la limitaciónn del daño por falta de circulación para evitar la amputación de la extremidad, sin embargo, cuando el paciente tiene diabetes sólo se pueden evitar nuevas complicaciones. Las principales recomendaciones para esto son:
- Revisar los pies al menos 2 veces al día para buscar lesiones o callosidades nuevas.
- Evitar el uso de zapatos abiertos.
- No bañarse con agua muy caliente.
- Evitar el corte de uñas o callosidades por alguien que no esté capacitado.
- Llevar un control de la glucosa.
- Hacer una revisión periódica en busca de datos de falta de circulación, como la pérdida del pulso en los pies.
Tratamiento
En primer lugar, se tiene que identificar si el paciente tiene circulación aceptable para poder ofrecer tratamientos de control de infección o hasta amputaciones menores (dedos). Si el paciente no tiene la circulación adecuada se debe realizar urgentemente una cirugía o procedimiento de revascularización abierto o endovascular (cateterismo) para restituir el flujo sanguíneo, de lo contrario la pérdida de la extremidad será inminente.
Una vez atacada la infección y restituido el flujo sanguíneo, se deberán utilizar curaciones especiales con descarga de los sitios de apoyo para el cierre de las heridas. Se deberán evitar al máximo terapias alternativas que se ofrecen como curas milagrosas que no tienen fundamento científico ya que solo retrasan la curación y en muchas ocasiones solo complican más la evolución del padecimiento.