Piedras en el riñón: todo lo que usted debe saber
La litiasis es la formación de cristales o piedras en el riñón. Tiene mayor incidencia en hombres y los factores de riesgo que pueden detonarla son una dieta alta en sodio y en proteína.
¿Cómo se forman las piedras en el riñón?
En condiciones normales los riñones filtran la sangre eliminando sustancias tóxicas y productos de deshecho, conservando electrolitos y sustancias necesarias para el organismo. Las sustancias de deshecho son eliminadas en la orina y transportada hasta la vejiga a través de los ureteros.
La orina tiene ciertas características que permite mantener una gran cantidad de sustancias o solutos diluidos para poder eliminarlos del cuerpo en forma líquida. Sin embargo, en ocasiones, estas sustancias pueden incrementar su concentración al grado de comenzar a adherirse entre ellas formando cristales, que al continuar el crecimiento en torno a ellas, llegan a formar piedras o litos renales, este padecimiento necesita ser revisado y atendido por un urólogo.
La incidencia de litiasis renal es de aproximadamente 15% en la población, con un predominio en hombres (relación 3 a 1).
Factores de riesgo
Uno de los factores más importantes para la formación de litiasis renal es el consumir pocos líquidos. Esto provoca que la orina se concentre, aumentando la posibilidad de que los minerales y otras sustancias formen cristales y esto lleve a la formación de un lito.
La dieta también juega un papel importante en la formación de los cristales. Una dieta alta en sodio (sal) incrementa la cantidad de calcio en la orina, elemento fundamental para la formación de litos. La situación puede empeorar con una dieta alta en proteínas, lo que hará que incremente el ácido en el cuerpo y disminuya una sustancia en la orina llamada citrato, que funciona como protector al evitar la formación de cristales.
Finalmente una historia familiar de litiasis, principalmente en familiares en primer grado, incrementan dramáticamente el riesgo de formar piedras.
Generalmente acompañado de dolor
Una vez que se forma un lito puede incrementar su tamaño con el tiempo, así como cambiarse de ubicación dentro del riñón. Eventualmente uno de éstos puede ser transportado con la orina hacia el uretero y obstruir el paso de orina. Esto por lo general va acompañado de dolor. La intensidad del dolor va a depender del grado de obstrucción que produzca la piedra. De esta manera uno puede presentar un cuadro leve y pasar desapercibido en un inicio, o bien ser un dolor muy intenso y de inicio súbito, lo que se conoce como cólico renal o nefrítico.
En ocasiones, los litos renales son diagnosticados por la presencia de sangre microscópica en la orina, o bien por la presencia de infecciones recurrentes.
Una vez que se sospecha la presencia de una piedra en la vía urinaria es necesario realizar un estudio de imagen para poder hacer el diagnóstico. El mejor estudio es una tomografía abdominal. Este estudio sirve para ver la localización y tamaño del lito, así como otros problemas tanto de los riñones como de algún órgano abdominal.
Tipos de tratamiento
El tratamiento se decidirá de acuerdo al tamaño, localización y número de litos identificados en el estudio de imagen. Las opciones de tratamiento incluyen:
Litotripsia extracorpórea: Esta es la forma de tratamiento menos invasiva en la que una fuente de energía genera una onda de choque que es dirigida al lito dentro del riñón o uretero. Las ondas de choque se dirigen mediante rayos X o ultrasonido. La aplicación repetida de éstas ondas durante el procedimiento hace que la piedra se rompa en múltiples fragmentos. Estos fragmentos bajan a través del uretero hasta que son eliminados con la orina. En ciertos casos es necesaria la colocación de un catéter ureteral, llamado doble “J”, que facilitará la salida de los fragmentos a través del uretero. El procedimiento se realiza con anestesia general.
La desventaja de este procedimiento es que hay ciertos litos que no se fragmentan bien con las ondas de choque, o bien, puede condicionar a que se formen fragmentos de tamaño considerable que requiera de otro procedimiento para resolverlos. El límite de tamaño es de 1.5 cm, y solo se indica para litos renales y en las porciones más altas del uretero. El tratamiento no es completamente inocuo al riñón, por lo que no se recomiendan muchas sesiones y se debe dejar cierto tiempo entre ellas.
Ureteroscopía: Este tratamiento involucra el uso de un instrumento con fibra óptica muy delgado llamado ureteroscopio, que es introducido en la vía urinaria a través de la uretra y vejiga, pudiendo tratar litos en el uretero y en el riñón. Este instrumento permite tener una visión directa del lito. No se requiere de una incisión y se realiza con anestesia general.
Una vez que se alcanza la piedra, y si el tamaño lo permite, se puede extraer mediante el uso de canastillas especiales. Si el lito es mayor se puede fragmentar mediante energía láser para después extraerlos o dejar que salgan solos. Una de las ventajas es que el tamaño de los fragmentos generados es mucho menor, lo que facilita su expulsión. Generalmente se decide dejar un catéter ureteral doble “J” para permitir que se desinflame el uretero por la manipulación.
En manos expertas es factible manejar todos las piedras ureterales e incluso litos renales de gran tamaño. En ocasiones se pueden requerir más de un procedimiento, principalmente en piedras renales mayores a 2 cm, sin embargo no hay riesgo de daño renal, por lo que no hay límite al número de procedimientos que se pueden realizar. Este procedimiento se puede realizar de forma ambulatoria.
Nefrolitotomía percutánea: Este es el tratamiento de elección en litos de gran tamaño dentro del riñón que no son candidatos a litotripsia extracorpórea, y en los que se desee resolver el problema en un solo procedimiento. Se realiza con anestesia general mediante la realización de una pequeña incisión en el costado, que permite avanzar una guía hasta el riñón. Esta vía se dilata hasta que se pasa un lente a través del cual se tiene visión directa del lito, permitiendo fragmentarlo o extraerlo.
Una vez terminado el procedimiento se coloca un catéter doble “J”, así como una sonda en el riñón que sale a través de la herida de la espalda por varios días. Es necesario permanecer 1 a 2 días hospitalizado para observación.