Recrean SARS-CoV-2 para conocer su estructura
Un equipo de investigadores en Estados Unidos tomó una muestra de Coronavirus extraída de una persona que había viajado al epicentro de la Pandemia: Wuhan, China
Con la finalidad de conocer más sobre este virus que comenzaba a propagarse por todo el mundo, idearon la opción de recrear el SARS-CoV-2. “La forma de entender un virus es aprender a crearlo”, señaló Luis Martínez-Sobrido, Microbiólogo español que trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de Texas (EEUU).
Cabe mencionar que el centro tiene una gran plataforma de investigación básica sobre los virus más peligrosos para la humanidad, laboratorios para probar tratamientos y vacunas en casi todos los modelos animales, desde ratones hasta monos.
¿Cómo recrearon el SARS-CoV-2?
El genoma de este virus es uno de los más grandes de su clase, con 29.903 letras de ARN que contienen toda la información que necesita el virus para entrar en las vías respiratorias, secuestrar las células humanas y obligarlas a hacer decenas de miles de copias de sí mismo.
El problema es que los científicos no entienden qué significa toda esa secuencia de letras. Por ahora, el SARS-CoV-2 es inquietantemente parecido a otros de su clase, como el SARS o el MERS. Hay pocos indicios de genes que expliquen su mayor virulencia y apenas se han detectado unas pocas regiones que podrían hacerlo.
Para descifrar los mensajes ocultos en el genoma del nuevo Coronavirus (SARS-CoV-2), el equipo de Martínez-Sobrido revirtió el lenguaje de la vida en la tierra. Generalmente las instrucciones biológicas están escritas en el ADN, una molécula formada por miles de millones de repeticiones de cuatro letras (A, C, G, T).
En tanto el ARN, está hecha de las letras (A, C, G, U) y se encarga de leer el ADN y traducir su información en proteínas, las moléculas que realizan la inmensa mayoría de funciones vitales. Manejar y reescribir secuencias grandes de ARN en el laboratorio es muy complicado, así que para recrear todo el SARS-CoV-2 el equipo recurrió a la “genética reversa”, es decir, tradujeron todo su genoma de ARN a ADN y lo inyectaron en un envoltorio bacteriano capaz de meterse en una célula humana.
La célula lee el ADN y lo transcribe a ARN dando lugar a virus completos SARS-CoV-2 aparentemente idénticos a la versión salvaje. Sorprendentemente, usando esta técnica, el equipo consiguió recrear el patógeno en tres meses.
Los investigadores señalaron que la diferencia entre estos clones y el virus salvaje, es una matrícula introducida a propósito en su ARN, dos cambios de una letra por otra que delatan de forma concluyente que ha sido creado en un laboratorio, explicó el investigador.
Para manejar estos virus es necesario un laboratorio de alta seguridad BSL-3, el mismo nivel que se requiere para trabajar con el SARS-CoV-2 original.
“Pensamos que este virus tiene 12 genes, pero cada uno de ellos puede que codifique más de una proteína. Uno de nuestros objetivos es ir quitando uno a uno cada gen y después probar combinaciones de varios hasta averiguar para qué sirve cada uno”, detalló.
El equipo de Martínez-Sobrido espera comenzar las pruebas en ratones en noviembre y, si todo sale bien, podrían empezar a probarlos en personas a finales de 2021. Al mismo tiempo este grupo ha llegado a acuerdos con Univercells, una empresa belga, para empezar a desarrollar la capacidad productora. Esto se realizaría dentro de células modificadas en las que se inyecta el virus y que están programadas para darle la proteína que le falta para completar su ensamblaje. Los científicos las llaman células empaquetadoras.
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