Retinopatía Diabética: Complicación que puede provocar ceguera
La Retinopatía Diabética es una complicación asociada con el mal control de la Diabetes Mellitus Tipo 1 y 2 o a su prolongada evolución. Este daño afecta la retina, la capa ocular encargada de convertir la luz en impulsos nerviosos para su interpretación en el cerebro.
Los síntomas de la Retinopatía pueden variar, pero la disminución de la visión es uno de los más comunes (puede ocurrir de forma súbita o progresiva). Además, los pacientes pueden visualizar manchas o moscas flotantes, a veces de color rojo; en casos avanzados, experimentan distorsión visual o enrojecimiento del ojo con dolor intenso. La falta de tratamiento oportuno puede llevar a la ceguera.
El principal factor de riesgo de la Retinopatía Diabética es el nivel elevado de azúcar en la sangre, lo cual afecta los vasos sanguíneos, no solo en los ojos, sino también en otras partes del cuerpo. El daño resultante puede provocar sangrado o liberación de sustancias que generan inflamación. Además, la falta de oxígeno debido a los altos niveles de azúcar puede dar lugar a la formación de vasos sanguíneos de baja calidad, propensos a sangrar y causar distorsión en la anatomía natural.
Prevención de la Retinopatía Diabética
La prevención se centra en dos aspectos cruciales. En primer lugar, el control riguroso de la Diabetes, manteniendo los niveles de glucosa cercanos a la normalidad y evitando fluctuaciones. La colaboración con un médico internista es esencial para ajustar medicamentos según sea necesario.
En segundo lugar, la detección temprana a través de revisiones oftalmológicas periódicas es fundamental. En caso de daño, las revisiones deben realizarse cada 4-6 meses para determinar el momento adecuado para el tratamiento.
Tratamiento de la Retinopatía Diabética
El tratamiento varía según la etapa de la enfermedad. En la Retinopatía Diabética no Proliferativa, se enfoca en un control estricto de la glucosa, cambios en hábitos alimenticios y de ejercicio, junto con una vigilancia estrecha. Para la Retinopatía Diabética Proliferativa, se emplean opciones como láser o cirugía para estabilizar la enfermedad y prevenir complicaciones graves como el desprendimiento de retina y el Glaucoma.
Es importante acudir a un médico oftalmólogo para el diagnóstico y tratamiento de la Retinopatía Diabética. Además, el control y la vigilancia de la Diabetes deben ser supervisados por un médico internista o endocrinólogo, garantizando un enfoque integral para abordar tanto la enfermedad ocular como la de base. Con el manejo adecuado, es posible prevenir y controlar la Retinopatía Diabética, preservando la salud visual de los pacientes.