Síndrome de intestino irritable: trastorno digestivo que afecta la calidad de vida
El síndrome del intestino irritable es un trastorno funcional digestivo crónico y recurrente caracterizado por la presencia de dolor y alteración de las evacuaciones. Múltiples factores contribuyen a su causa e incluyen anormalidades en la función motora y sensitiva del intestino, intolerancia a alimentos, infecciones gastrointestinales y alteraciones psicológicas.
Dr. Miguel Ángel Valdovinos Díaz
El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo que se caracteriza por dolor o malestar abdominal asociado a alteraciones en las evacuaciones (diarrea o estreñimiento) y otros síntomas como la inflamación o distensión abdominal. Es muy común en la población general y ocurre 3 veces más frecuentemente en mujeres que en hombres. Su causa es multifactorial y el diagnóstico se establece con criterios clínicos, ausencia de signos de alarma y pruebas de laboratorio sencillas. Los objetivos del tratamiento son: la mejoría de los síntomas y de la calidad de vida. Una dieta apropiada, fármacos de acuerdo al síntoma predominante y en ocasiones terapias psicológicas, son las modalidades de tratamiento que permiten el control del padecimiento.
Múltiples causas de un colon inflamado
No es posible hablar de una sola causa del SII. Son múltiples los mecanismos que originan este padecimiento e incluyen factores genéticos, por ejemplo, hay familias de 3 generaciones con SII; las infecciones gastrointestinales por bacterias, virus o parásitos pueden desencadenar el síndrome, conocido como SII posinfeccioso; las intolerancias a ciertos alimentos como los carbohidratos fermentables, presentes en lácteos, leguminosas, trigo o fruta. Recientemente se ha escrito que algunos pacientes con SII tienen alteración en la composición de las bacterias de su microbiota o flora intestinal, lo que ocasiona una respuesta inmunológica anormal e inflamación de grado leve de la mucosa del colon. También en los pacientes con SII ocurre una mayor frecuencia de alteraciones psicológicas como ansiedad o depresión. Todos estos factores contribuyen a que el intestino de los pacientes con SII sea “irritable”, es decir que responde exagerada o desproporcionadamente a los estímulos como la ingesta de alimentos, estrés o tensión emocional. Esta irritabilidad o hipersensibilidad intestinal es percibida fácilmente por el cerebro del paciente con SII, traduciéndose en malestar, dolor o inflamación abdominal y en alteración de las evacuaciones como diarrea o estreñimiento.
Síntomas de intestino irritable
Los síntomas cardinales o las molestias que tiene el paciente con SII, son dolor o malestar en el abdomen, el cual se inicia o alivia con las evacuaciones y éstas a su vez tienen una frecuencia, consistencia o apariencia alteradas. Las características de las evacuaciones permiten clasificar al SII en aquél con diarrea (SII-D), con estreñimiento (SII-E) o mixto (SII-M). La distensión o inflamación abdominal es otro síntoma muy común en el SII. Característicamente estos síntomas se presentan durante el día y no ocurren durante la noche, cuando el paciente duerme. Las molestias son crónicas, con períodos cortos de alivio o episodios de exacerbación desencadenados por transgresiones en la dieta, estrés o tensión emocional. En el paciente con SII no deben de existir síntomas o signos de alarma como pérdida inexplicable de peso, náusea o vómitos persistentes, presencia de sangre en las evacuaciones, anemia, tumoraciones abdominales, fiebre o historia familiar de cáncer de colon.. Cualquiera de estos signos debe obligar al paciente a acudir al médico.
Control de la enfermedad
En el síndrome de intestino irritable es preferible hablar de control de la enfermedad más que de curación, ya que es un trastorno crónico recurrente y con una causalidad muy compleja. Los objetivos del tratamiento incluyen: 1) Ajustes en la dieta, evitando alimentos que favorecen los síntomas, principalmente los carbohidratos fermentables que incluyen los lácteos, las leguminosas (frijol, haba, lenteja, garbanzo, chícharo), las crucíferas (col, coliflor), los derivados del trigo (pan, pastas, cereales), frutas (manzana, pera, cerezas, mango), cebolla, ajo, etc. Las alergias alimentarias aunque existen, no son tan frecuentes en el SII. 2) Medicamentos orientados al alivio del síntoma predominante como laxantes suaves y procinéticos en el SII con estreñimiento, antidiarreicos en el SII-D, y otros agentes como probióticos, antiespasmódicos y en ocasiones antibióticos para el alivio del dolor y la distensión abdominal. Los antidepresivos han mostrado ser útiles en el control del dolor abdominal en algunos pacientes con SII, así como las terapias psicológicas como las terapias de relajación, cognitiva o hipnosis. 3) Una buena relación médico-paciente es fundamental en el SII, ya que la información que proporciona al médico sobre la naturaleza de la enfermedad, el uso limitado de pruebas diagnósticas y la educación del paciente sobre los factores que agravan los síntomas han mostrado que producen una mejoría global y específica de los síntomas y de la calidad de vida de estos pacientes.