Tipología y tratamiento del Cáncer de Piel
Existen diferentes tipos de Cáncer de Piel. El Melanoma no es el más frecuente pero sí el más peligroso. Es la versión maligna de un lunar. Las metástasis son frecuentes cuando el diagnóstico del Melanoma no es precoz, y tienen una mortalidad muy elevada
El Cáncer de Piel es la consecuencia de la proliferación incontrolada de algunas células que forman la piel. Esto formará un tumor, que en el caso de ser maligno, invadirá los tejidos adyacentes e incluso podría formar metástasis. Para evitar esta enfermedad no hay que huir del sol, pero sí de la exposición excesiva, pues las quemaduras solares son el principal factor de riesgo para el Melanoma.
En situaciones de exposición intensa o prolongada, recurrir al sentido común es básico, y este nos indicará que carguemos con sombrilla, vayamos con la ropa adecuada o utilicemos protector solar.
Diferencias entre Melanoma y no Melanoma
Existen diferentes tipos de Cáncer de Piel. El Melanoma no es el más frecuente pero sí el más peligroso. Es la versión maligna de un lunar. Las metástasis son frecuentes cuando el diagnóstico del Melanoma no es precoz, y tienen una mortalidad muy elevada.
En cuanto a los cánceres de piel que no son Melanomas, como podrían ser los Carcinomas o epiteliomas basocelular y espinocelular, no suelen producir metástasis aunque sí pueden invadir localmente los tejidos adyacentes, lo que también crea problemas si el diagnóstico se retrasa.
Tratamiento
En la mayoría de casos, el tratamiento de este tipo de tumores es quirúrgico. Normalmente se extirpa completamente el tumor.
En algunos casos seleccionados se puede emplear la Cirugía de Mohs, ya que da una mayor garantía de que no queden restos microscópicos del tumor en la piel. En casos muy incipientes de Cáncer de Piel no Melanoma se pueden plantear otras opciones, como las no quirúrgicas, como la aplicación de crema de imiquimod, la terapia fotodinámica, la crioterapia o el Láser.
En cuanto a la detección del Melanoma, existe la regla ABCDE para detectar lunares sospechosos: Asimétricos, con Bordes irregulares, Coloración heterogénea o muy oscura, Diámetro superior a 6 mm y Evolución o cambios no justificados del lunar. Esta detección puede dar pistas a un dermatólogo a simple vista, aunque la dermatoscopia nos ayuda a ver estructuras que el ojo no puede ver y aumenta nuestra precisión diagnóstica.