Tumores abdominales: la importancia de la detección temprana

Tumores abdominales: la importancia de la detección temprana

Editado por: TOP DOCTORS® el 10/10/2023

Los tumores abdominales pueden ser de 2 tipos, benignos o malignos. Al principio no muestran signos de enfermedad ya que no causan dolor, pero es importante la detección temprana para aumentar las probabilidades de curación.

cancer abdominal¿Qué es un tumor abdominal?

Los tumores abdominales se tratan del crecimiento de una masa desordenada de tejido sólido o líquido (quiste) o incluyendo ambas cosas dentro de la cavidad abdominal. Dentro de la misma se encuentran muchas estructuras, como hígado, riñones, intestino delgado y grueso, páncreas, apéndice cecal, ovarios y útero (en mujeres), tejido graso, vasos sanguíneos, etc, de todas estas estructuras puede surgir un tumor. Ahora bien, cuando se habla de tumor, se está refiriendo precisamente a una masa de crecimiento desordenado, pero no necesariamente se trata de un tumor maligno (cáncer), sino que en muchos casos son tumores benignos (buenos) y que, retirándolos, se resuelve el problema, para ello es necesario acudir con un especialista para su correcto diagnóstico y tratamiento.

Causas diversas

Las razones por la cual una persona puede desarrollar un tumor dentro del abdomen son muy diversas y en muchos casos nunca se descubre la causa. Muchos factores se han visto involucrados, desde factores genéticos, alimentación, medio ambiente, exposición a agentes infecciosos como ciertos tipos de virus, exposición a radiación, hasta medicamentos, etc.

Como ejemplo quisiera comentar el cáncer de colon, está relacionado con factores genéticos, alimentación pobre en fibra, estreñimiento crónico, o por ejemplo el cáncer de hígado relacionado con la cirrosis, sobre todo por la infección del virus de hepatitis B, o también el adenoma hepático, un tumor benigno relacionado con el consumo de anticonceptivos en la mujer, y como comenté previamente, en muchos casos el tumor no está relacionado con ningún agente conocido. Otra cosa importante, no porque alguna persona tenga alguno o varios factores de riesgo conocido quiere decir que desarrollará algún tumor, tal vez sí está en mayor riesgo de que se desarrolle pero puede ser que nunca llegue a tenerlo, así como hay personas que no tienen ningún factor de riesgo conocido y desarrollan algún tumor.

Crecimiento lento, molestias imperceptibles

Los tumores, en la mayoría de los casos, cuando van creciendo lo hacen lentamente, por tal motivo en un principio no existen molestias y en muchos casos, cuando ya están dando molestias, es porque el tumor ya creció mucho o ya se dispersó por todo el cuerpo de la persona (metástasis) siendo ya prácticamente imposible erradicarlo o extirparlo por completo. Hay casos en que el tumor va creciendo muy cerca de algún conducto biliar y por lo tanto este se obstruye cuando el tumor aún es pequeño y donde la cirugía pudiera erradicarlo, como es el caso del tumor de la cabeza del páncreas, el paciente no tiene molestias pero nota que sus ojos se están poniendo amarillos (ictericia), y esto motiva al paciente a acudir con el médico que realiza estudios detectando el tumor en una etapa temprana y potencialmente curable.

En muchos casos el síntoma temprano que ocurre es el cansancio crónico con pérdida de peso y pérdida del apetito por comer, en otros es una anemia por pérdida crónica de sangre. Es raro que los primeros síntomas de un tumor sean dolor intenso y, como comenté, para cuando un tumor genera dolor es porque probablemente ya tiene un tamaño considerable o está en una etapa avanzada donde la posibilidad de curación se vuelve menos factible.

La importancia de los estudios de control

Hasta cierto punto es posible prevenir la aparición de algún tumor abdominal. Buenos hábitos alimenticios, eliminar conductas que pudieran perjudicar el organismo como el abuso de la ingesta de alcohol, drogas, tabaquismo, promiscuidad sexual, prácticas sexuales de riesgo, la obesidad, evitar la exposición a ambientes perjudiciales, contaminación ambiental, insecticidas, tóxicos, etc., en otras palabras, una persona puede llevar una vida lo más sana posible y sin embargo, aún puede desarrollar un tumor abdominal, por tal motivo, la recomendación es no esperar a tener síntomas o palparse algún tumor en el abdomen para acudir con el médico, sino realizarse estudios de control (checkup) que, según sea el caso, puede realizarse cada 6 meses, o una vez al año, estudios como exámenes de sangre, orina, estudios de imagen como ECO, TAC entre otros.

Discernir entre un tumor maligno o benigno

Cuando se descubre un tumor abdominal es muy importante saber si se trata de un tumor benigno o maligno. Salvo ciertos casos, en la mayoría se requiere de una biopsia para poder determinarlo, ésta se puede realizar con una punción guiada por algún estudio de imagen o por cirugía. Una vez que se determina la naturaleza del tumor, se realiza un plan de tratamiento, el cual puede ser a través de cirugía o únicamente médico, o la suma de ambos tratamientos. Si se trata de un tumor benigno es importante conocer dónde se localiza dicho tumor, porque, aunque sea benigno, puede estar localizado en alguna zona anatómica de difícil acceso y aun así poner en alto riesgo la vida de la persona al momento de intentar extirparlo, por ejemplo, existe una variedad de tumores benignos en el hígado, y que muchos deben ser extirpados, pero la cirugía del hígado es un tema delicado y no todos los cirujanos están familiarizados con este tipo de cirugías, por lo que, quien vaya a realizar dicho procedimiento deberá tener entrenamiento, y experiencia, lo mismo ocurre con la cirugía para tumores del páncreas.

Una vez que se identifica el tumor y se conoce que es maligno se deberán realizar una serie de estudios (de extensión) para determinar si se encuentra únicamente en el sitio del hallazgo o ya existen más ramificaciones (metástasis) en alguna otra parte del cuerpo de la persona, con base en eso también se toman las decisiones de tratamiento, ya que si el tumor maligno se localiza aparentemente en determinado sitio (por ejemplo hígado) y los estudios de extensión no arrojan algún otro tumor sospechoso en el resto del cuerpo, probablemente la decisión será de operar y extirpar todo el tumor del hígado, de ser posible. Si por el contrario se demuestra que hay evidencia de metástasis en algún otro sitio probablemente la cirugía no será la mejor opción, al menos inicial de tratamiento, sino tal vez quimioterapia y/o radioterapia, según sea el caso.

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