Valoración Geriátrica Integral: clave para el bienestar
La Valoración Geriátrica Integral es la piedra angular de la Geriatría: es fundamental para conocer y tratar de la mejor manera a los adultos mayores. Permite detectar la capacidad funcional de estos pacientes en diversos aspectos: clínico, cognitivo, emocional, social y funcional.
Es una estrategia que utilizan los geriatras para impactar en la calidad de vida y mantener la funcionalidad de las personas mayores de 60 años. En específico, es útil para:
- Detectar patologías no documentadas por otros especialistas
- Evaluar la interacción de medicamentos
- Valorar la evolución de enfermedades y su impacto en las actividades diarias
Componentes principales de la Valoración Geriátrica Integral
La Valoración Geriátrica Integral se compone de cuatro esferas principales: funcional, social, emocional y clínica. En cada consulta, se hace énfasis en las esferas en las que se detecte algún fallo o riesgo que pueda afectar la vida cotidiana del paciente.
La Valoración Geriátrica Integral requiere de un equipo multidisciplinario en el que los geriatras desempeñan un papel fundamental. Con un enfoque colaborativo, también puede ser empleada por otros especialistas con la formación adecuada, como médicos internistas, médicos de familia, gerontólogos, especialistas en medicina física y rehabilitación, psicólogos o psiquiatras.
¿Cuándo acudir a una Valoración Geriátrica Integral?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional de Protección al Adulto Mayor, se recomienda realizar la Valoración Geriátrica Integral a todos los adultos mayores a partir de los 60 años; es el momento ideal para realizar esta evaluación de manera preventiva y preservar su funcionalidad. Se sugiere acudir al médico geriatra al menos una vez al año para realizar esta valoración.
Aunque el proceso de Valoración Geriátrica Integral puede llevar tiempo y resultar tedioso, es una herramienta agradable e increíble que aporta al bienestar de los adultos mayores. Además, contribuye a retrasar hospitalizaciones y el declive funcional en las personas de edad avanzada.