Vive ansioso, vive feliz
La Ansiedad ocupa el segundo puesto en el ranking de los motivos de consulta psicológica, sólo superado por los trastornos del estado de ánimo como la Depresión y la Distimia. Parece que en los últimos años hemos hecho algo como sociedad que podría estar impactando nuestra salud mental.
Vivir Ansioso
Es cierto que la Ansiedad es un trastorno complejo, con muchas variantes y ramificaciones; tanto la Psiquiatría como la Psicología Clínica han intentado clasificarla en sus manuales de criterios diagnósticos desde el principio de estos, pero lo cierto es que la experiencia de Ansiedad de cada persona es única, más allá de los síntomas físicos, cognitivos o emocionales que pueda sentir.
Usualmente pedimos ayuda cuando la Ansiedad empieza a ser un obstáculo cotidiano o lo suficientemente intenso para continuar nuestras actividades de todos los días; en algún punto enfrentar situaciones sociales, tomar decisiones y desempeñarse en el trabajo, se convierten en gigantescos monstruos amenazantes de todo nuestro mundo y el miedo de continuar es tremendo.
Comenzamos a vivir una angustia y temor constantes, muchas veces ni siquiera sabemos con precisión a qué y el cuerpo comienza a llamar nuestra atención: temblor en las manos, sudoración fría, palpitaciones o dolor en el pecho, parálisis de algunas de las extremidades, entumecimiento o cosquilleo y lo peor, pensamientos catastróficos sobre lo que está sucediendo: “me estoy muriendo”, “algo me está pasando”, “nunca dejaré de sentir esto”, “todo está mal conmigo”, “no puede ser que no sea capaz de estar aquí”, etcétera.
¿Es momento de pedir ayuda?
Es recomendable no esperar al punto más difícil o complejo antes de buscar ayuda de un especialista. Usualmente el cuerpo manifiesta malestares de menor intensidad, los cuales muchas veces ignoramos y otras simplemente no entendemos.
Reconocer situaciones de intranquilidad, nerviosismo o angustia por alguna situación(es) de vida es un buen indicador para centrar la atención en el manejo de nuestras emociones y conflictos, y en caso de requerirlo solicitar algún tipo de orientación o tratamiento psicológico o psiquiátrico.
La Terapia
Si bien existen medicinas que ayudan a contrarrestar los efectos, el reto es entender qué la generó, lo cual implica una respuesta compleja; podemos identificar detonantes pero la Ansiedad es la manifestación (o síntoma) de una dinámica psicológica tanto interna como externa, en la que intervienen, entre otros:
- Los esquemas cognitivos y estilos de enfrentamiento
- Las capacidades expresivas de las emociones e inteligencia emocional
- Hábitos de conducta y consciencia física del cuerpo
- Relación con el entorno y relaciones familiares
- Historia Familiar
- Antecedentes familiares con trastornos de Ansiedad y otras psicopatologías
La terapia brinda en primera instancia estrategias para el manejo de crisis, técnicas de autorelajación y modulación emocional, autoinstrucciones, distorsiones cognitivas, etc.; los medicamentos en esta primera etapa pueden ser una buena opción.
Vivir sin Ansiedad o “curarse” de ella implica cambios profundos: nivel de carácter y hábitos cotidianos; estos cambios tendrán anclas fuertes y no siempre es fácil realizarlos, pero pensemos que la Ansiedad es el grito desesperado del cuerpo que pide que modifiquemos aspectos importantes de nuestra vida.
La Ansiedad en la Vida Cotidiana
La Ansiedad es un obstáculo, pero no torna imposible nuestra felicidad, de hecho, a diferencia de las personas deprimidas, los pacientes con Ansiedad experimentan emociones positivas día a día, sin embargo, existen obstáculos para disfrutar de la vida cotidiana:
En primera instancia, la Ansiedad concentra nuestra mente en problemas y no sólo eso, los procesos cognitivos no plantean soluciones y comienzan a agregar nuestros temores más profundos a situaciones que no son “tan terribles”.
Por otro lado, “la Ansiedad nos empuja al perfeccionismo”, nos hace cuestionarnos mucho de lo que hacemos, si somos o no suficientes, si hacemos las cosas lo suficientemente bien, si nos aman o no y definitivamente no encontraremos perfección en ningún aspecto de nuestra vida.
Ansiosos Felices
Mencionaba Cristophe André, que la Ansiedad es la consciencia dolorosa y la felicidad es la consciencia alegre y que, en ambos casos, permanecemos en la realidad. La Ansiedad nos dice: “sí, es una alegría existir, pero hay que pagar el alquiler a base de preocupaciones y adversidades”. La felicidad murmura: “sí, las preocupaciones y adversidades no están nunca lejos, pero qué gran oportunidad nos ofrece nuestra propia existencia”.
Ser un ansioso feliz o un feliz ansioso requiere de dicha aceptación, encontraremos en el camino muchas dificultades para no aceptar lo anterior, sin embargo, trabajar día a día por conseguirlo es sin duda una de las mejores formas de afrontar la Ansiedad.
Aprovecho la ocasión para recordarles que en nuestro consultorio contamos como tratamiento adicional a la terapia, un grupo terapéutico para el desarrollo de recursos personales y afrontamiento de la Ansiedad, todos y todas son bienvenidos.
Espero este artículo les haya gustado y sobre todo haya sido de utilidad para guiar a una reflexión personal, les agradeceré mucho sus comentarios y les invito también a hacerme saber sus temas de interés para considerarlos al momento de escribir.